Toluca/Estado de México
De nada sirvió embovedar el río Verdiguel en la colonia La Magdalena de San a Cristóbal Huichochitlán, pues de acuerdo con los vecinos, los ríos de sangre por los desechos arrojados por el Rastro Municipal de Toluca se siguen vertiendo y ahora el predio plano se ha convertido en campo fértil para que los delincuentes huyan hacia diversas direcciones donde es imposible verlos, pues el sitio está completamente oscuro.
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Este punto de Toluca, es uno de los que tiene mayor conflicto por la contaminación del afluente, que de acuerdo con los vecinos, hace 50 años albergaba agua cristalina, pero que en la medida en que fue creciendo la contaminación, todo se perdió. Ahora, las familias que antes tenían pozos para su abastecimiento personal de agua, los tuvieron que cerrar, casi a la par en que fue embovedado el afluente, pues están completamente contaminados, son inservibles.
“Si queríamos que resolviera la autoridad lo de echar gallinas y desechos de animales al río, pero dio igual. Pusieron la bóveda y de todos modos hace un par de semanas que por fin se fue el olor de pollos y gallinas muertos, que vinieron a arrojar a las milpas, pero en la zona del Río, ahora todo es tierra llana, que usan los delincuentes para huir”, dijo la señora Carmela, vecina de la zona.
En este sitio fue localizada en septiembre del 2022 una casa, empleada como fosa clandestina, en la que autoridades de la Fiscalía mexiquense hallaron más de dos cuerpos, por seis meses pasaron policías municipales y hasta la Guardia Nacional vigilando la zona, aunque los vecinos se mantenían aterrados pensando en que incluso entraron a la casa donde hubo restos enterrados, en el mismo sitio donde “bebimos café”.
Por ahora pocas veces llega la policía, dicen, además la presencia de personas externas a Toluca es cada vez mayor, simplemente en la calle Manuel Hinojosa llegaron tres vecinos con sus familias que son de otras entidades; sin embargo, los delitos no paran en ello, sino los desperdicios en las milpas y el río lleno de desechos.
“No es solo que nos tapen (emboveden) el río y se lo dijimos a las autoridades, primero que vinieron de malas porque denunciamos los ríos de sangre que vienen del rastro, que hicimos público y que no les gustó a los responsables”.
Además, hablamos hace un par de semanas, porque aquí abandonaron más de tres bolsas negras con pollo, pollo entero, piezas y vísceras, desperdicio al que debieron echarle cal y tierra, pero no sirvió para aminorar el olor a podrido que duró casi un mes y nadie fue a recoger.
“Es que no hay ni servicios de recolección, luminarias, seguridad, ni nada, todo el tiempo estamos a la esperanza de que venga la policía a vigilar el camino porque ahora es una plataforma libre para coches, para que corran los rateros”, comentó una de las vecinas.
Por ello, pidieron a las autoridades ayuda, solo ser escuchados pues apenas colocaron las luminarias, pero son insuficientes ante una zona donde prevalecen espacios vacíos, terrenos baldíos y milpas, además de servir como un tiradero a cielo abierto, donde es posible arrojar todo tipo de basura.
“Lo que pedimos es que nos hagan caso, no podemos impedir que llegue gente de otros lados, pero podemos pedir que haya vigilancia, a la casa donde encontraron a los muertos entran personas, drogadictos, se llevan cosas, traen otras y no hay autoridad que lo cumpla”.