Valle de Bravo/Estado de México
Desde hace mucho tiempo se ha venido contando de generación en generación y todas lo han creído al pie de la letra, que en la Peña de Valle de Bravo hay enterrado un valiosísimo tesoro.
Cuenta la leyenda que, en el tiempo de la guerra de independencia, los insurgentes perseguían a muerte a los españoles, quienes, por lo general, eran dueños de cuantiosas fortunas, extensos latifundios y ricas minas de oro y plata en completa bonanza.
Dice la historia de Valle de Bravo que, poseedores de una gran extensión de tierra, había unos españoles sumamente ricos y que temiendo ser presa de los terribles guerrilleros, determinaron separarse de la nueva España para encaminarse a su patria; pero antes de hacerlo enterraron una cuantiosa fortuna en la Peña del valle.
Consumada la Independencia por el gran libertador Agustín de Iturbide y cuando él país comenzó a vivir separado de la corona de castilla, aquellos españoles que habían dejado sepultada una enorme fortuna en la Peña del valle enviaron a dos personas de su confianza a México para que encaminándose a la población del valle buscaran en la Peña aquel tesoro; y para que con facilidad dieran con el, les dijeron que encontrarían como señal un enorme clavo.
Aquellos españoles llegaron a México, y ya en el pueblo de Valle de Bravo en la Peña, buscaron con todo empeño y gran tenacidad la fortuna oculta; pero nunca la encontraron porque jamás dieron con el enorme clavo que les había dado como señal.
Por lo tanto, se tiene plena seguridad de que, en los riscos de Valle de Bravo, denominados la Peña permanece aún ocultó aquel tesoro que dejaron escondido los acaudalados españoles.