Toluca/Estado de México
Justo a las tres de la mañana comienzan los ruidos… todo ocurrió en 1974 cuando llegaron a vivir a esa casa, no había calles, eran milpas, solo habían pasado 10 años de que se construyó la Ciudad Universitaria y ya los estudiantes iban a esas aulas para asistir a alguna de las facultades, Tollocan era de 4 carriles y el río Verdiguel que estaba a unos 10 metros de esa casa, no estaba tan contaminado y menos tapado para ser calle como ahora.
Señales que indican la existencia de fantasmas en tu casa
Según les había dicho quien les vendió los 2 cuartos que ellos llamaban “casa”, se los daba baratos porque su hija ya no los necesitaría.
En la calle de Isla del padre, en la Colonia Nueva Oxtotitlan, estaban esos cuartos, José y Silvia recién se habían casado y tenían un pequeño hijo, necesitaban en dónde vivir y esa les pareció la mejor opción, José era arquitecto y planeo que lo mejor que podría construir allí sería un edificio.
Mientras tiraban los cuartos maltrechos, se enteraron de que la hija de Luciano, quien les vendió el terreno, había muerto allí, por el abandono del que sería su esposo, ella se dejó morir en uno de los cuartos que les habían vendido.
Los celos cegaron al novio y sin averiguar si era cierta la historia que le habían contado de que Felipa lo había engañado, “la abandonó y huyó pal norte” les contaban a José y a Silvia, “lástima que compraron allí, en las noches se oyen cosas, ruidos, lamentos, pero pues que bueno que andan tirando los cuartos” decían.
“El Arqui” como lo llamaba los peones y albañiles que trabajaban para él, diseñó un edificio de 5 pisos, curvo, con cristales enfrente, de a poco lo fue construyendo y justo cuando le puso cristal al primer piso, llevó a su esposa Silvia y a su hijo a vivir allí, nunca creyó en lo que los vecinos decían, “ese terreno es malo, no lo debieron comprar, Felipa sigue allí”.
A los pocos días de que Silvia y José llegaron, los ruidos volvieron, los pleitos entre el matrimonio comenzaron, dicen que Silvia tuvo una hija y que dejó a José y a sus hijos, hay quienes dicen que allí murió igual que Felipa, porque José dejó de hablar con ella y Silvia de tristeza se dejó morir; bien a bien nadie da cuentas reales de lo que paso en ese lugar. Hoy solo vive allí un viejo solitario en un edificio de 5 pisos y dicen que si pasas por allí, justo a las tres de la mañana, los ruidos y lamentos, se siguen escuchando.