Laika, la perra soviética vagabunda, fue lanzada al espacio a bordo del satélite Sputnik 2 el 3 de noviembre de 1957, y desde entonces, durante 45 años, las autoridades rusas y soviéticas ocultaron el verdadero motivo de su fallecimiento. Laika se convertiría en el primer ser vivo en orbitar la Tierra.
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Inicialmente, la noticia fue que Laika habría orbitado durante seis días antes de agotarse el oxígeno, y que posteriormente la sometieron a una eutanasia antes de quedarse sin el vital elemento. La realidad es más severa: Laika fue enviada como objeto de investigación para conocer los efectos de la gravedad y cuánto resistiría la puesta en órbita de un ser humano, ya que en la Unión Soviética se sabía de antemano que no sobreviviría a la misión espacial.
Laika falleció unas horas después del lanzamiento debido al sobrecalentamiento de la nave, convirtiéndose en el primer ser vivo que murió en órbita terrestre. El sacrificio de la perrita fue justificado como un avance de la ciencia que contribuiría al progreso humano, aunque el objetivo inicial de la carrera espacial fue el espionaje y no la exploración estelar.
El 4 de octubre de 1957, los rusos lanzaron el Sputnik 1, dejando al mundo en un estado de asombro. Además, coincidió con la celebración del Año Geofísico Internacional, un evento establecido por la ONU.
El lanzamiento incentivó a los estadounidenses en el campo espacial. En una ocasión, le preguntaron a un científico estadounidense qué esperaban encontrar si llegaban a la Luna, a lo que con desaliento respondió: "Rusos".
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