Toluca/Estado de México
Uno de los problemas dermatológicos más comunes en los jóvenes como en los adultos, es el acné, causado principalmente por el exceso de grasa o sebo en la piel. Los granos se forman debido a la obstrucción e infección de las glándulas sebáceas. Eliminar estos granos mediante la extracción directa tiene algunos riesgos.
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Una práctica tan común reventar los granos, pero esto puede provocar infecciones y dejar cicatrices permanentes. Lo ideal es evitar reventar los abscesos para no interrumpir el proceso natural de regeneración de la piel y evitar otras complicaciones. Ante el deseo y la impaciencia de deshacerse de ellos, lo mejor es dejar que la espinilla siga su curso natural, que dura aproximadamente una semana.
Al presionar un grano, se aumenta la inflamación y se dispersa la infección a otras zonas de la piel. Las cicatrices que se generan dejan la piel marcada por mucho tiempo después de que el acné haya desaparecido. Es por esto que la paciencia es vital para el proceso de eliminación del acné, que debe estar supervisada por un dermatólogo.
La función de las glándulas sebáceas, que están presentes en todo el cuerpo, con excepción de las palmas de las manos y las plantas de los pies, y situadas en la base de los folículos pilosos, es lubricar la piel y el cabello, sin embargo, en ocasiones se bloquean produciendo exceso de sebo y se mezclan con bacterias, esto lleva a la formación de una pequeña bolsa bajo la piel, la cual se absorberá o estallará de manera espontánea cuando sea el momento apropiado.
Las recomendaciones son lavar el rostro con agua tibia, utilizar productos especializados para controlar el exceso de sebo, evitar cosméticos que agravan el problema y una vez que el acné está bajo control optar por tratamientos como los peelings.
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