Inundación histórica de 1951 en Ciudad de México: causas, impacto y legado
CIUDAD DE MÉXICO, 15 de julio de 1951. Una tormenta torrencial azotó la capital mexicana la noche del domingo 15 y madrugada del lunes 16 de julio de 1951, provocando la peor inundación registrada en la Ciudad de México durante el siglo XX. Las lluvias superaron la capacidad del Gran Canal del Desagüe, construido en el Porfiriato, y desbordaron ríos como el Consulado y el San Joaquín, anegando calles, viviendas y comercios.
La ciudad bajo el agua
Barrios enteros como Candelaria de los Patos, San Lázaro, Condesa, Guerrero, Doctores, Portales y Peralvillo quedaron sumergidos bajo el agua, alcanzando en algunas zonas hasta dos metros de altura. Fotografías de la época muestran tranvías detenidos en medio del agua, vecinos navegando en balsas improvisadas y lanchas, así como puentes de madera para cruzar calles convertidas en canales.
Impacto en la población: En aquel entonces, la ciudad contaba con cerca de tres millones de habitantes y se estima que la mitad sufrió afectaciones directas. Hubo pérdida de viviendas, daños en edificaciones históricas y un colapso total en el transporte público. La actividad comercial quedó paralizada y miles de personas fueron desplazadas.
Tres meses de anegamiento: Algunas colonias permanecieron bajo el agua durante tres meses, debido a la dificultad para desalojar el líquido acumulado en el valle cerrado sobre el que se asienta la capital. Este prolongado desastre generó problemas de salud pública, escasez de alimentos y afectaciones económicas que se extendieron por el resto del año.
La respuesta y el legado
El desastre obligó a las autoridades a replantear la infraestructura hidráulica de la capital. Entre las medidas implementadas estuvieron el entubamiento de ríos como el Churubusco, la construcción de nuevos cárcamos y estaciones de bombeo, así como la modernización del drenaje profundo para incrementar su capacidad. Estas obras marcaron un antes y un después en el manejo de aguas pluviales en la Ciudad de México.
Un episodio inolvidable: La inundación de 1951 sigue siendo recordada como la última gran catástrofe hídrica del siglo XX en la capital. Más de siete décadas después, especialistas señalan que este episodio es un recordatorio de la vulnerabilidad de la ciudad ante fenómenos meteorológicos extremos.
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