Ixtlahuaca/Estado de México
Desde hace cuatro décadas, Eulogio Jiménez Martínez se dedica al cultivo del nopal en la comunidad de San Lorenzo Tóxico, municipio de Ixtlahuaca, en la zona norte del Estado de México.
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En los últimos diez años decidió ampliar su actividad y transformar esta planta en una línea de alimentos y cosméticos que hoy produce bajo la marca Nopaliztla.
El inicio de esta historia fue modesto: apenas diez pencas y un contexto en el que la sobreproducción de nopal hacía que toneladas se desperdiciaran.
“Veía cómo a muchos compañeros de la República se les echaba a perder… ahí me surgió la inquietud de buscar alternativas”, recuerda.
Esa inquietud lo llevó a diversificar su producción y a crear una gama de botanas que incluyen churros, ate, mermelada y licor, así como una línea de cuidado personal con shampoo, jabones artesanales, crema hidratante y gel fijador.
El productor señala que cada producto se elabora de forma artesanal y con insumos naturales; para mantener la calidad de sus cosechas, fabrica sus propios fertilizantes como bocashi, supermagro y lombricomposta, además de insecticidas orgánicos. Sin embargo, el camino no ha estado libre de dificultades.
De las 32 personas con las que tomó un curso de transformación del nopal, únicamente tres siguen activas en el rubro.
Los costos de insumos también representan un reto, ya que el cristal, el celofán y el PET han incrementado de precio, lo que obligó al productor a aumentar por primera vez en años el costo de sus artículos en un 1%, equivalente a cinco pesos.
Otro obstáculo ha sido la imposibilidad de exportar por la falta de recursos para cubrir trámites y requisitos, una situación que se complicó con los aranceles impuestos en la administración de Donald Trump.
A ello se suma que, a pesar de haber intentado registrar su marca en dos ocasiones, aún no recibe respuesta oficial.
Convencido de que su trabajo debe ser respetuoso con el entorno, aplica lombricomposta cada 34 días y utiliza prácticas orgánicas para proteger los cultivos. Esa convicción, junto con su esfuerzo, le ha permitido sostenerse económicamente y mantener una tradición agrícola en su comunidad, y aunque reconoce que el panorama no siempre es favorable, confía en que la innovación y el empeño mantendrán vivo su proyecto.