Curiosamente... La mandrágora es una de las plantas más enigmáticas utilizadas en el mundo del esoterismo, la magia y brujería.
Antiguamente, en Europa su uso era muy frecuente en el ámbito medicinal para terminar con toda clase de males; se empleaba también como amuleto de éxito y suerte, además de que le atribuían propiedades como un potente afrodisíaco (fue incluso en el relato de Raquel en Génesis que se hace mención de dicha propiedad). Se dice que es su olor penentrante que incita a la seducción; sin embargo, nunca se ha podido extraer su fragancia.
La rarísima forma que posee la raíz ha llamado la atención de muchos, incluso el filósofo y matemático Pitágoras la llamaba antropomorfa, es decir, que tiene forma o bien apariencia humana.
En el siglo I Flavio Josefo menciona a la mandrágora en De belo Judáico, donde expresa que arracancar una de estas fascinantes plantas es mortal para quien se atreve a hacerlo, ya que emitirá un estruendoso grito, empero fue William Shakespeare quien en boca de Julieta dijo: “Y chillidos como la mandrágora arrancada de la tierra que los mortales que los oyen hacen estallar en cólera”.
Existe un relato en el que se cuenta que Juana de Arco llevaba una mandrágora siempre en su pecho con la esperanza del éxito, pero hay quienes afirman que este hecho fue la causa del juicio que se llevo en su contra por brujería que la condenó a ser quemada viva, conveniente situación que el rey aprovechó, pues temía de su popularidad, que podía arrebatarle el trono.
En actualidad se sabe que la mandrágora es altamente tóxica, por lo que es recomendable no manipularla demasiado, ni tampoco ingerirla; en el mejor de los casos es aconsejable no cultivarla, no obstante no deja de cautivar a los que la han tenido cerca.
Y tú ¿la conocías?
