Toluca/Estado de México
En el mes de octubre de 1964 se llevaron a cabo los XVIII Juegos Olímpicos en Tokio, Japón, en los que participaron 5,151 atletas de 204 países, los juegos se desarrollaron durante 15 días del 10 al 24 de octubre.
La inauguración corrió a cargo del Emperador Japonés Hirohito, el 10 de octubre a las 14:00 horas en el Estadio Olímpico de Tokio, quien agradeció al Comité Olímpico Internacional que su país haya sido electo para tan gran acontecimiento y que era un orgullo para el pueblo japonés, ya que por primera vez se realizaban unos juegos en el continente asiático.
La delegación mexicana apareció en el lugar 57, encabezada por el maratonista del Estado de México, Fidel Negrete Gamboa, que orgullosamente portaba el lábaro patrio. Una vez terminado el desfile, aparecieron en el cielo aviones de guerra japoneses que con una sincronía casi perfecta trazaron los aros olímpicos con humo blanco; soltaron miles de globos multicolores y cientos de palomas que simbolizan la paz mundial, Fidel Negrete expresó: “Todos los presentes son unos triunfadores, el estar aquí en unos juegos de esta magnitud, es una experiencia inolvidable. Es una emoción indescriptible que hace que tu ser se estremezca, el ambiente te hace recordar que los sacrificios hechos valieron la pena”.
Los Juegos Olímpicos de 1964, fueron los primeros que se transmitieron por televisión en directo vía satélite a Estados Unidos y al país anfitrión, también por primera vez se usó la tecnología de la computadora.
LA DESIGNACIÓN DEL ABANDERAMIENTO DE LA DELEGACIÓN MEXICANA
Era el año olímpico y no había candidatos para portar el lábaro patrio. Como es tradición en la mayoría de los países asistentes a los juegos, determinan que el abanderado de cada país la porte el mejor deportista, el que haya puesto en alto el nombre de su patria y como en el año de 1964 en México nadie había conseguido un triunfo relevante, las autoridades deportivas tuvieron que voltear al pasado y recordar el triunfo de Fidel Negrete, en los pasados Juegos Panamericanos de Sao Paulo, Brasil en el año de 1963, coincidiendo que él era el indicado, en quién debía recaer tan alta condecoración. Es así como Fidel Negrete Gamboa fue designado como abanderado de la Delegación Olímpica de México. Fue un gran orgullo para el atleta originario de San Buenaventura, Estado de México que nuevamente era noticia Nacional.
En aquél entonces el primer mandatario de la nación Lic. Adolfo López Mateos, otorgó a Fidel Negrete la más alta distinción que un deportista puede recibir de su país. El Presidente de la Republica externó: “Vengo en nombre de la nación a entregar vuestro civismo patriótico y sentido de estricta responsabilidad, esta bandera que simboliza la Independencia de México, su honor, sus instituciones y la integridad de su territorio. Fidel, sé que eres un digno representante de la raza azteca, la elección de ser el abanderado fue el mejor juicio de las autoridades deportivas de nuestro país, el honor de que portes la bandera en los Juegos Olímpicos, es el mejor acierto, estoy seguro de que pondrás todo lo que esté de tu parte para defender los colores de México, ¿Protestáis seguirla con fidelidad y constancia, y honrarla en todo momento como se merece?" Los integrantes de la delegación contestaron todos al unísono: "Sí, protesto". “Al concederos su noble amparo, los exhorto para que, como buenos y leales mexicanos, sepáis cumplir vuestra protesta”. Concluyó: Den su mayor es fuerzo para que traigan el mayor número de medallas olímpicas.
RUMBO A LA TIERRA DEL SOL NACIENTE
El lunes, 5 de octubre de 1964, viajó a la delegación olímpica que participó en los XVIII Juegos Olímpicos, llenos de optimismo, partieron del aeropuerto de la Ciudad de México por la noche, en un vuelo comercial de la línea aérea Aeronaves de México, cientos de espectadores acudieron a darles la despedida, deseándoles la mejor de las suertes en la justa mundial, el viaje duró 15 horas, con escalas en Los Ángeles, California y Hawái.
El profesor Manuel Aguilar Herrera, fue el jefe de la Delegación Mexicana, indicó: “Estoy seguro de que los muchachos harán un buen papel. Las victorias conquistadas por el básquetbol han logrado levantar la moral de los atletas y también se ha hablado mundialmente de México, estamos preparados para cualquier contingencia y los mexicanos que participan harán lo imposible porque suene fuerte el nombre de México”.
LA ACTUACIÓN DE LOS MEXICANOS.
Comentaron los periodistas de aquella época, que la participación de los mexicanos no fue la esperada en la justa olímpica, solamente se obtuvo una medalla de bronce en box por conducto de Juan Favila Mendoza, Fidel Negrete hizo todo lo que de su valentía podía esperarse, llegó en el 21avo lugar y mejorando su tiempo conseguido en Brasil, el otro mexicano, Víctor Peralta, terminó bastante rezagado; al igual los basquetbolistas fueron derrotados por los canguros australianos.
Fracasaron Brasil, Argentina, Perú y demás países latinoamericanos, que tenían mayores expectativas, mientras tanto, los países sajones, eslavos, asiáticos, galos, australianos, neozelandeses y norteamericanos mostraron su poderío en el deporte mundial, países que invierten muchos recursos financieros y humanos exhibiendo las carencias y falta de apoyos en los países latinoamericanos, la falta de compromiso y preparación de los dirigentes deportivos, que sólo ven por sus intereses.
El maratón olímpico se efectuó el 20 de octubre, el argentino Osvaldo Suárez era considerado como el mejor corredor del continente americano ya que era especialista en los 5,000 y 10,000 metros y maratón; contaba con experiencia olímpica pues había participado en las dos ediciones anteriores de los Juegos Olímpicos 1956 y 1960, pero en estos juegos, en el trayecto de la contienda sucumbió por agotamiento, en esta batalla participaron 78 titanes.
Fidel Negrete tuvo en Tokio una mejor actuación que en Brasil, terminando la prueba en el 21avo lugar, el tiempo que realizó fue de 2 horas 26 minutos 7 segundos, la prueba fue conquistada por un soldado de la Guardia Imperial de Addis Abeba, el legendario etíope Abebe Bikila, quien fue el primer atleta que repitió la hazaña en la historia de los juegos modernos; ganando en Roma, Italia en 1960 y Tokio, Japón en 1964, respectivamente.