Llevar acopio de medicamentos, ropa, palas y picos para las zonas rurales es mucho más doloroso que en la Ciudad de México. Los damnificados por el sismo de 7.1 grados Richter registrado el martes 19 de septiembre en las regiones de la zona sur del Estado de México parecen “suplicar” ayuda, platicó Israel Gómez, voluntario rescatista en la Ciudad de México y en la entidad.
“Es muy doloroso todo lo que ha pasado; sobre todo cuando se trata de niños. Es un momento muy difícil, creo que todos quienes nos dedicamos a este tipo de asistencia pedimos porque no sea un menor a quien tenemos que rescatar”.
Platicó que en estos días, desde el martes pasado ha rescatado a seis personas, trabajó en la escuela Enrique Rébsamen en la Ciudad de México y después en Morelos, en un kínder, pero aunque se acaban las historias, las tragedias por momentos. “Esa sensación no se va jamás”.
El presidente del grupo Servicios de Emergencia indicó que hace un par de días acudió a Zumpahuacán, en la comunidad de la Ocotalera; requieren medicamento, más víveres y herramientas para el retiro de escombros, la presidencia se encarga de distribuirlo.
Aunque también se coordina con lo recaudado en el Centro de acopio afuera de la Alberca Olímpica en donde han llegado tantos víveres que establecieron módulos.
El también integrante de la Coordinación de Emergencias de México señaló que estuvo presente en las calles de Gabriel Mancera, en División del Norte, Villacoapa, Xochimilco
y la entidad trajo dos ambulancias llenas de medicamento, carretillas, picos, palas, víveres, agua, herramienta.
“Es triste todo lo que está pasando, porque son zonas marginadas, en las que no está fácil el acceso al apoyo porque no existe tanto recurso como el que envían a la Ciudad de México. Allá tenemos puesto los ojos de todo el mundo, la gente lleva aportaciones todo el tiempo. A las zonas rurales no, ahí es poca la gente, los medios y los brigadistas que acuden”.
Narró que en la zona sur de la entidad la gente se acerca pidiendo ayuda con mucha angustia, “no sé si no la obtiene de otro lado o del municipio, suplican apoyo, piden medicinas y eso no es digno”.
Platicó que llevan cobijas, ropa, herramientas para retirar escombro. Pero lo más difícil es observar la necesidad que tienen los niños; lo más hermoso que le ha pasado es ver la solidaridad de la gente, que es increíble. El apoyo es impresionante, todos se han desbordado, hay gente que debe su tiempo en el trabajo a los fines de semana, o de descanso, a cambio de auxiliar a los que menos tienen, a los más dañados.
“Tanta ayuda humanitaria de personas que prestaron su día de trabajo, por ejemplo muchos taxistas que nos acompañaron hasta Morelos, un convoy de camionetas, gente civil que ayudó, personas que igual deben pagar su cuenta del día o de la semana pero que sin importar se fueron a ciudades distantes de su casa para brindar apoyo”.
