Toluca/Estado de México
En la zona aledaña a la construcción del Tren Interurbano México-Toluca, desde la terminal localizada en Zinacantepec y hasta Metepec, los locatarios y vecinos de las colonias aledañas denuncian el incremento de la inseguridad, presencia de comercio ambulante y la falta de luminarias.
A partir de los anuncios sobre la posible postergación de esta obra, redujo en al menos 70% el número de obreros que asistían a trabajar diariamente y, por ende, los negocios de las inmediaciones redujeron sus ventas en igual porcentaje.
A la par, aparecieron negocios de venta de tamales, comidas corridas, sándwiches y “lunches”, así como sitios de taxi, que no tienen regularización y promueven actividades clandestinas que ponen en peligro a la población del lugar.
“Somos mi primo y yo, comenzamos a vender tamales y la verdad nos fue muy bien con los obreros, entonces seguimos. Pero a partir de enero comenzó a llegar menos gente y las ventas redujeron a menos de la mitad”, dijo Verónica, quien instaló un negocio de venta de pan dulce y tamales en la acera frente a la primera terminal.
Jaime Soto, propietario de una cafetería en Toluca, dijo que confía en poder ampliar su negocio para cuando entre en operación el tren, aunque le preocupa la inseguridad que implica toda vez que no hay suficiente iluminación en este tramo, aunado a que no hay carriles especiales para el ascenso y descenso de pasajeros del transporte público, así como de los taxis.
En la parada localizada en el cruce de la avenida Pino Suárez, entre Toluca y Metepec los locatarios consideran que “es un caos, hay carteristas, comercio ambulante y mucha presencia de taxi colectivo, no creo que vaya a mejorar con el tren y honestamente es la zona más oscura, nunca sirven las luminarias”, dijo Braulio, el encargado de una llantera y taller mecánico.