Toluca/Estado de México
Para Guadalupe Arzate Urbina, su mayor orgullo es haber dejado en sus hijos el ejemplo de que no importan las adversidades, todas las personas pueden cumplir sus metas y abrazar sus sueños. Ella es mecánico eléctrico en Toluca desde hace 20 años. Inició sin el respaldo de los clientes y ahora, hay quienes buscan sus servicios por la calidad con que trabaja.
Lupita es esposa del propietario del Servicio Carmona II, ubicado en el corazón de la capital mexiquense; aprendió el oficio porque su esposo, quien también es mecánico, viajaba mucho y cuando llegaban clientes a buscarlo, no había quien los atendiera.
“Decidí un día aprender todo sobre este servicio y fue muy bueno, porque no queríamos perder más clientes debido a la ausencia de mi marido, sino lograr la mayor cantidad de trabajo; para nosotros era importante”.
Sin embargo, dijo, muchas veces mientes y hombres se rehusaron a dejar sus vehículos, temían que no supiera desempeñarse, especialmente que no fuera atinada pues “los vehículos son cosa de hombres.
“Aunque no me tenían confianza, los hombres sobre todo, poco a poco fui aprendiendo; incluso tomé un curso de técnico mecánico en una escuelita, pero más allá de eso fue la práctica, y lo que me enseñó mi marido, lo que me formó”, explicó.
Guadalupe tiene 52 años y aseguró que sólo la perseverancia la llevó a alcanzar su meta, pues tampoco trataba de convencer a nadie de sus habilidades en el taller que ella y su marido heredaron de su suegro y que es una filial del negocio original.
“Pensaba que invertir tiempo en demostrar que mis habilidades no eran una opción para que la gente creyera en mí, más bien habría que dar buenos resultados y que de boca en boca se supiera que soy de las mejores”.
No es una mujer de uñas largas o cabello arreglado, más bien se trata de una persona con las manos llenas de aceite y la mirada fija en autopartes a las que les dedica todo el tiempo, porque su objetivo es entregar un automóvil completamente funcional.
“Con el paso del tiempo ha sido más fácil, ahora incluso ya hasta me buscan porque saben que mi trabajo es de calidad, que doy buenos resultados. Antes no me tenían fe, preguntaban por mi marido pero si no estaba se rehusaban a incluso permitirme abrir el automóvil y dar un diagnóstico”.
Actualmente, Lupita estudia la licenciatura de Derecho, una carrera que siempre quiso desarrollar pero nunca tuvo tiempo, hasta ahora que sus tres hijos son universitarios y su hijo es ingeniero mecánico e incluso trabaja con ellos, se inscribió en el TEC Mexiquense y está por titularse de la licenciatura.
“Todas como mujeres podemos hacer lo mismo que los hombres, no hay un impedimento; tenemos la capacidad y puedo decirles que no hay barreras, porque muchas veces es la propia familia quien a veces coarta a sus hijas, esposas o hermanas. Ellos quisieran que sus hijos se dedicaran a otra cosa pero les diría que dejen ser libres a todas las personas, sin importar su género”, resaltó.
