Toluca/Estado de México
Los familiares de diversas víctimas de feminicidio en municipios del Estado de México, se reunieron esta mañana frente a Palacio de Gobierno para demandar justicia en los casos que hasta hoy no fueron judicializados, no tienen detenidos o cambiaron la tipificación del delito.
En protesta por la falta de justicia, padres y madres de las víctimas, hermanos e integrantes de ONG intervienen el tránsito de la vía Lerdo por lapsos de algunos minutos, a la altura de Palacio de Gobierno.
Al frente del colectivo de defensa de mujeres se presentó Lorena Gutiérrez, mamá de Fátima, quien hace cinco años fue violada, lapidada y asesinada en una comunidad de Lerma y que espera la reposición del juicio contra los tres feminicidas de su hija.
Recordó que derivado de varias inconsistencias por parte de la jueza que llevó el caso de los tres acusados por el feminicidio de su hija, hoy espera que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) retome el caso sin revictimizar la memoria de su hija, ni a los testigos en el caso.
Con fotografías de las víctimas y mantas enunciando los nombres de diversas mujeres asesinadas, los familiares coincidieron en que en la entidad “persiste la revictimización, la violencia institucional, la injusticia y la falta de atención por parte de la Comisión de Atención a Víctimas del Estado de México, provocando con ello que familias terminen desplazadas de sus comunidades”.
Los manifestantes que buscan visibilizar que no hay justicia y todos claman porque el Poder Judicial, la Fiscalía de Justicia estatal, el Poder Ejecutivo a través de la Secretaría de Justicia y Derechos Humanos, modifiquen su forma de actuar y no desestimen los casos, las pruebas, los testigos de víctimas de feminicidio.
En el caso de Juana, la mamá de Jessica Sevilla, la doctora que fue localizada en un baldío en Huixquilucan desollada, sin pulmón, sin corazón, ni la mitad del cuero cabelludo y rostro, reclamó que tras cinco años de ocurrido el feminicidio de su hija, las autoridades en la Fiscalía de Justicia insisten en que fue la fauna del lugar, es decir, perros, quienes le quitaron partes del cuerpo y no la forma como fue asesinada.
“La comisión de víctimas solo me entregó por seis meses una despensa. Me dijeron que no podían ayudarme con la beca de mi nieto porque no había dinero, no tenían recursos. Solicité ayuda para comprar máquinas de coser porque soy costurera y con eso podía trabajar para solventar los gastos del niño que dejó mi hija asesinada, pero me dijeron que no”.