#Tenancingo: Mínima subsistencia para elaboradores de rebozos

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#Tenancingo: Mínima subsistencia para elaboradores de rebozos

Lunes, 05 Octubre 2020 04:30 Escrito por 
La realidad es que pocos subsisten al impacto económico que provocó la pandemia por Covid La realidad es que pocos subsisten al impacto económico que provocó la pandemia por Covid Foto: Especial

Tenancingo/Estado de México

Para los artesanos que dedicados al pespunte y elaboración de rebozos típicos mexicanos, este año no ha sido alentador, si bien algunos de los pequeños talleres familiares de Tenancingo subsisten con la producción de bolsas, cubrebocas y hasta monederos, la realidad es que pocos subsisten al impacto económico que provocó la pandemia por Covid-19.

Otro factor, dicen, es la cancelación de la Feria del Rebozo, pues esperaban poder recuperar algo de sus ventas de cara al final del año, pero tampoco podrán instalarla.

Aly Saray Rodríguez Reynoso, propietaria de Artesanías Took tzaly, narró que la primera mitad del año fue complicada para todos los artesanos de Tenancingo, la mayoría se dedica a la elaboración de artesanías.

En su caso, dijo, ante la necesidad de mantener los ingresos y las fuentes de empleo en su taller, incursionó en la elaboración de cubrebocas, pues a la par elaboran bolsas, artículos decorativos, faldas, ropa de niños y otras piezas, pero nada lograban vender.

El rebozo que utilizan para diademas, muñecos, corbatas, moños y demás proviene de los artesanos tenancinguenses, en su mayoría adultos mayores, por lo que al comprar una pieza proveniente de su taller se apoya a toda una cadena de valor, dijo.

La joven platicó que durante la emergencia sanitaria los compradores de otros estados del país decidieron parar o cancelar sus pedidos. Aunque en un principio pensó que pasaría pronto, la realidad es otra. Ante la necesidad de seguir con su actividad, pues tiene más de seis años forjando su marca, optó por elaborar cubrebocas, la demanda fue positiva, los pedidos surgieron y paliaron la crisis.

En su caso, reconoció que pudo conservar los empleos de las seis mujeres que se dedican a la elaboración de la gama de artículos, aunque siguió con la adquisición de rebozos elaborados por los artesanos.

Aunque las pespuntadoras disminuyeron sus ingresos, señaló que por cada pieza o pedido vendido, las ganancias se reparten entre las trabajadoras, mientras a los reboceros se les paga el costo de la tela que les proporcionan y oscila de los 600 a los mil 200 pesos, precios bajos pero todos han ya ido que ser empáticos con la situación actual, por lo que ante el encarecimiento de los insumos básicos como el hilo, conservaron un esquema de costos accesible para todos.

Aunque las complicaciones fueron fuertes, indudablemente reconoció que ayudaron a los empuntadores y reboceros con la compra de la prenda, sin embargo, hubo muchos que no corrieron con la misma suerte. Destacó que las ferias del rebozo anuales fungían como canal de comercialización, entre los mismos asistentes se recomendaban a los empuntadores, reboceros, talleres, este año que no se realizó, la actividad se redujo por lo que varios han optado por la venta en línea.

En su caso, indicó que las redes sociales ayudaron a mitigar los efectos de la pandemia, pero muchos artesanos mayores quedaron sin sustento o les regateaban el artículo y eso significó un grave problema. Reconoció que el uso de la tecnología en la actualidad ayudó con la situación, aunque las cortinas de su taller estaban cerradas, al interior continuaron con la elaboración de piezas y enviadas por paqueterías.

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