Toluca/Estado de México
En la delegación de Calixtlahuaca, en la zona conocida como La Peña, un poco más abajo de la medianía del cerro se ubican tres viviendas con 19 habitantes, entre ellos, niños menores de siete u ocho años, quienes arriesgan la vida cada vez que llega la temporada de lluvias, por el riesgo latente de un deslave que provoque la caída de rocas que pesan toneladas y que podrían derribar sus casas. Se trata de tres familias que desde hace 70 años, habitan esta zona que está a medio kilómetro de la urbanización.
Viven entre rocas y basura, donde destaca del paisaje una composición de rocas de gran tamaño que acondicionaron para abrirse paso de entre las ramas, el pasto, la tierra y la basura de todo tipo que ocupa la mayor parte del lugar en donde se encuentran construidas sus viviendas con techo de lámina, paredes de ladrillo y asbesto.
Desde hace un par de días, la existencia de estas familias cobró interés para las autoridades municipales, que a decir de los habitantes de estas viviendas, es inédito, pues “siempre ignoraron nuestra presencia en el lugar, pedimos apoyos, servicios básicos, hasta becas y nadie nos tomó en cuenta”.
Estas casas se encuentran a medio kilómetro de la calle Nicolás Bravo, aunque es así como los habitantes de las tres casas llaman el camino que los lleva hasta su hogar.
Durante el ascenso es posible observar importantes cantidades de basura quemada y desperdigada entre el pasto seco, además de las ramas del descampado.
Las piedras lisas por el paso constante de mujeres y hombres de esta localidad formaron un tipo de escalera que les facilita el camino; sin embargo, no es un sitio amigable con los visitantes, porque es necesario tener la pericia de los niños y jóvenes que ahí habitan, que dicen descender en un tiempo no superior a los cinco minutos, si lo hacen corriendo.
En una de las viviendas, habita Belén, es la madre de tres hijos, de los 15 a los 20 años, además de su padre quien es un adulto mayor de 70. Es la única responsable de llevar sustento a su casa, es trabajadora en una fábrica ubicada en Las Torres Bicentenario, aledaño al acceso a la capital mexiquense, por donde llegan los autobuses que transitan por la México-Toluca.
Dice que hace unos cuatro o cinco años llegó a vivir de nuevo con su padre, luego de la muerte de su mamá, pero ahí creció con siete hermanos más, de los cuáles, sólo uno continúa viviendo en el lugar, junto a la casa familiar.
Calixtlahuaca es la zona norte de Toluca, en este lugar también hay una zona arqueológica, un punto turístico para la capital mexiquense, aunque en al cerro pocos suben, últimamente algunos motociclistas que sin motivo aparente ocupan la cima del cerro para pasar el tiempo, pero que a decir de los vecinos, no generan daños ni destrozos.
Sobre el peligro que corren a diario en este lugar, los habitantes de las viviendas reconocen que es así, pero también que no tienen otro lugar a donde ir, no tienen dinero para comprar un terreno en otro lado, una casa o familiares con quienes irse a vivir.
Además, no quieren, pues según Isale, el hijo menor, es un lugar sumamente tranquilo, donde a diferencia de otro puntos de la ciudad, pueden disfrutar de la paz que les genera no tener ruido de nada.
En este lugar no tienen servicios, no hay agua potable, para beber y resolver sus necesidades de higiene, llenan tinacos rotoplas con agua que sustraen de la parte baja, muchas veces la suben en garrafones. La electricidad la conectaron con cables improvisados, pero no hay drenaje, agua potable ni otros servicios, mucho menos internet, que según el joven de preparatoria no hace falta porque para suplir las búsquedas en internet, tiene los libro.
Belén dice que en los últimos días recibieron la visita de personal de PC en sus viviendas; sin embargo, de nada sirvió porque no resolvieron sobre el peligro latente de la caída de rocas, simplemente les advirtieron que vivir ahí no es bueno, "pero ¿a dónde nos vamos a ir?"
Ella y toda su familia, siguen a la espera de conocer su destino, pero no contemplan la idea de irse, aseguran haber comprado el predio. Las autoridades municipales anunciaron que la población ahí asentada podría reforzar un muro de contención de las piedras.