Papúa Nueva Guinea
Un devastador deslizamiento de tierra ocurrido la madrugada del pasado viernes en la remota aldea de Yambali ha dejado a más de 2 mil personas sepultadas, según informó el Gobierno de Papúa Nueva Guinea. Este desastre ha afectado gravemente a la pequeña localidad del norte del país, donde más de 150 casas quedaron enterradas bajo los escombros mientras sus residentes dormían.
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El Centro Nacional de Desastres elevó esta mañana la cifra de posibles víctimas mortales a más de 2 mil, una dramática actualización frente a las estimaciones iniciales de la Organización Internacional para las Migraciones, que calculó 670 muertos.
Más de 72 horas después del deslizamiento, los residentes locales continúan utilizando palas, palos y sus propias manos para intentar rescatar a los supervivientes. La ayuda ha tardado en llegar debido a la inaccesibilidad de la zona, a la que solo se puede acceder por helicóptero y vehículos todoterreno, además de los conflictos tribales que dificultan el acceso del personal humanitario.
La situación en la zona afectada sigue siendo extremadamente peligrosa debido a la lluvia, la inestabilidad del suelo y la escasez de agua corriente. Según Serhan Aktoprak, jefe de la misión de la agencia de migración de la ONU en el país, estas condiciones dificultan enormemente la retirada de escombros y ponen en riesgo tanto a los residentes como a los equipos de rescate.
Ante la magnitud del desastre, más de 1,200 personas han sido desplazadas y se han visto obligadas a abandonar sus hogares. Los funcionarios instan a la población a trasladarse a zonas más seguras para evitar nuevos corrimientos de tierra. En respuesta a la crisis, Australia ha anunciado un paquete de ayuda de 2.5 millones de dólares australianos y el envío de expertos técnicos, mientras que China también ha prometido asistencia para las labores de rescate y recuperación.
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