El proceso para establecer un alto al fuego en Gaza sigue en vilo, marcado por acusaciones mutuas y bombardeos continuos que complican el panorama.
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Las negociaciones, lideradas por mediadores internacionales como Qatar, Egipto y Estados Unidos, han trazado un acuerdo inicial que busca poner fin a 15 meses de guerra que han dejado más de 45,000 muertos en Gaza.
El acuerdo de tregua, anunciado por los mediadores el 15 de enero, incluye tres fases clave. La primera, una tregua de seis semanas que iniciará el 19 de enero, contempla la liberación de rehenes israelíes por parte de Hamás a cambio de la excarcelación de prisioneros palestinos. Sin embargo, Israel acusa a Hamás de incumplir partes del pacto para obtener concesiones adicionales, retrasando la aprobación final por parte del gabinete de seguridad israelí.
Mientras tanto, las fuerzas israelíes han realizado nuevos bombardeos en Gaza, con al menos 73 muertos y cientos de heridos. En respuesta, el brazo armado de Hamás ha advertido que estas agresiones ponen en peligro la vida de los rehenes aún cautivos.
La segunda fase del acuerdo, aún en negociación, busca la liberación completa de rehenes y el retiro total de las tropas israelíes, mientras que la tercera aborda la reconstrucción de Gaza, devastada por los ataques. Sin embargo, persisten desacuerdos sobre quién gobernará el territorio, con Israel rechazando tanto a Hamás como a la Autoridad Palestina como administradores legítimos.
El anuncio de la tregua ha generado sentimientos mixtos en ambas partes. En Gaza, residentes como Fadl Naeem expresan una mezcla de alegría y tristeza, enfrentando la pérdida de seres queridos y hogares. En Israel, las familias de rehenes celebran el posible regreso de sus seres queridos, aunque lamentan el alto costo humano de la guerra.
La tregua enfrenta desafíos internos en el gobierno de Israel, con líderes de extrema derecha como Bezalel Smotrich e Itamar Ben Gvir oponiéndose al acuerdo, calificándolo de "peligroso" y "desastroso". Además, las tensiones entre las partes y las acusaciones mutuas ponen en duda la viabilidad de un alto al fuego permanente.
El futuro de Gaza sigue siendo incierto, con una tregua frágil y múltiples temas sin resolver. Las próximas semanas serán cruciales para determinar si este acuerdo logra poner fin a uno de los conflictos más devastadores de los últimos años o si, como en ocasiones anteriores, las tensiones desatan un nuevo ciclo de violencia.