Filipinas
Cada daño, durante la Semana Santa, un grupo de devotos en Filipinas participa en una impactante tradición: las crucifixiones reales. Aunque las autoridades de la Iglesia Católica no las promueven, estos actos son parte de un ritual de penitencia que se ha practicado por más de 50 años, especialmente en la ciudad de San Fernando, Pampanga.
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En representación del sufrimiento de Jesucristo, en el viernes santo los hombres se ofrecen para crucifixiones reales que duran unos minutos; como ya es tradición, personal de primeros auxilios se encuentra en el lugar para tratar las heridas. La primera crucifixión en Filipinas que dio inicio a esta tradición, se llevó a cabo en 1962.
Estas crucifixiones no son la única muestra extrema de fe en Filipinas. Otros optan por practicas como la autoflagelación, caminando por las calles con la espalda descubierta mientras se golpean con látigos o participan en peregrinaciones y ayunos, como parte de su sacrificio espiritual.
Más de 1.000 personas observaron cómo cuatro hombres y una mujer se dejaron clavar en cruces de madera para conmemorar la crucifixión de Cristo este Viernes Santo en San Fernando (Filipinas) pic.twitter.com/sfGZ1ZbDnn
— RT en Español (@ActualidadRT) April 19, 2019
A pesar de lo controvertido de estas prácticas, los participantes afirman que no buscan atención, espectáculo, sino cumplir promesas hechas por fe, pedir perdón o agradecer por milagros recibidos. Las escenas puede parecer extremas para el resto del mundo, pero en Filipinas forman parte de una devoción profundamente arreada en la cultura local.
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