Laberintos del Poder... El México de las tragedias

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Laberintos del Poder... El México de las tragedias

Lunes, 18 Septiembre 2017 04:36 Escrito por 

El terremoto que sacudió con toda su fuerza los estados de Oaxaca y Chiapas también desnudó a las autoridades de dichas entidades en las que quedó en evidencia su nulo conocimiento de las condiciones en las que se encontraban sus comunidades, y cuánta población vivía en ellas, porque hasta acontecer tan lamentable fenómeno natural, fue que empezaron a levantar un censo para saber el número de muertos, vivos o desaparecidos.

Municipios tan pequeños que uno podría recorrer y conocer en un día de visita, dejaron al descubierto la torpeza, desinterés, insensibilidad y desconocimiento de alcaldes y gobernadores de ambas entidades, que hasta que aconteció esa poderosa sacudida de 8.2 grados, se dieron cuenta de la forma tan precaria en la que la mayoría de sus gobernados viven en esas tierras abandonadas por el progreso.

Parece que nuestro país está condenado a sufrir, y nosotros con él, de una y mil formas. Si no es por efectos de la naturaleza, es por acciones u omisiones de voraces funcionarios públicos de todos los calibres y niveles, que un día sí y otro también, abusan de sus cargos para incrementar sus cuentas bancarias sin atender como es debido sus respectivas responsabilidades.

Este, sin duda alguna, ha sido el sexenio del escándalo, de la imparable corrupción, de los engaños de las autoridades a su pueblo, de la injusticia, de las complicidades y de la impunidad, de la sumisión, tibieza o silencio ante el poderoso del norte, de la delincuencia imparable y del fortalecimiento del crimen organizado en el que están igual coludidas las autoridades con los maleantes y bandidos.

Es el sexenio de la Casa Blanca, de los gasolinazos, del saqueo a Pemex, de las obras mal hechas pero bien remuneradas, de la desviación de recursos millonarios a través de instituciones educativas para parecer Ali Babá y los 40 ladrones; es el sexenio de una camada de gobernadores (la nueva generación de políticos) voraces y cínicos que creyeron el dinero del erario les pertenecía.

Hoy decir Ayotzinapa, Guerrero, es recordar a 43 estudiantes desaparecidos; pensar en Tlatlaya, Estado de México, es ver el horror que significó el enfrentamiento y la ejecución por militares de 15 personas encontradas en una bodega.

Hablar de Oaxaca es hablar de violentos seudo maestros que todo hacen menos dar clases; es recordar el choque entre esos seudo maestros y policías federales en la comunidad de Nochixtlán, donde fallecieron nueve de ellos. Pero Oaxaca como Chiapas son hoy la tragedia del sismo, y Guerrero no se queda atrás pues sufre deslaves, desbordamientos de ríos e inundaciones por las intensas lluvias.

Son tres estados ricos en recursos naturales y playas pero pobres en su desarrollo, en los que la miseria de sus gentes fue más evidente luego de la sacudida de la tierra en la zona de los dos primeros primeros y de la llegada del huracán al ultimo.

Sí, es el sexenio de las calamidades humanas y del enojo de la madre tierra. Es el del crecimiento de las guardias comunitarias -que se pueden convertir en guerrillas si no se disuelven con inteligencia y acuerdos concretos-; es el México de los secuestros y ejecuciones.

Y cuando azorados todos vemos la miseria de nuestro México, que sale más a flote cuando las tragedias nos azotan, sólo parece regresar la esperanza de los olvidados cuando la presencia del presidente se hace evidente. Solo entonces es cuando la gente sale confiada y cree en su palabra. Sus colaboradores y autoridades locales, llevan más de una semana por las zonas desbastadas pero poco han resuelto, poco les creen. Demasiadas palabras, pocos hechos.

Casi todo el gabinete ha estado en esos estados del pacífico pero no obtienen la confianza de sus pobladores. Muchos de ellos iniciaron por su cuenta las labores de reconstrucción de sus hogares porque veían que ante el azoro y desconcierto de servidores públicos, lo mejor era hacer las cosas por propia mano.

Sí, este es el México de brutales contrastes. El México real, de desencanto, de enojo y rabia del pueblo por tantas y tantas torpezas, mentiras, simulaciones, abusos, impunidad e injusticias, y el México que el presidente y sus colaboradores ven, que progresa solo en su imaginación y en sus bienes y cuentas bancarias.

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Emilio Trinidad Zaldívar

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