Se han mediatizado las diferencias entre el presidente Andrés Manuel López Obrador y el Poder Judicial de la Federación, luego de que el primero quiera, justa pero inconstitucionalmente, que los jueces, magistrados y ministros también acaten la Ley Salarial establecida por el nuevo gobierno y su mayoría legislativa.
En los últimos días hemos apreciado, a través de los medios de comunicación, diferentes posturas de ambos lados, defendiendo su dicho, unos con ley en mano, otros en el afán de ganar aplausos,
Incluso, ayer López Obrador volvió a señalar que en el Poder Judicial Federal (PJF) hay salarios “exagerados y ofensivos de hasta 600 mil pesos mensuales”. Al respecto, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), jueces y ministros federales le respondieron que ello es falso y acusaron que es sólo una estrategia para debilitar a las instancias de impartición de justicia.
En ese tenor, más de mil 400 jueces de Distrito y magistrados de Circuito del país –91 por ciento de la plantilla total–, en las 30 sedes del Poder Judicial de la Federación en todo México, se han organizado para, mediante amparos, defender su salario, que, aseguran, es un elemento de su autonomía e independencia.
Las voces del Poder Judicial apuntan a que la ley de salarios no contempla órganos constitucionales autónomos, porque tienen un estatuto especial, y en algunos incluye la autonomía financiera, que significa el manejo de los recursos con los que cuentan y no forman parte de la administración pública federal.
Sin embargo, detrás de esta polémica, existe otro factor: el control de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, instancia que está a 21 días de elegir a su nuevo presidente, en sustitución del ministro Luis María Aguilar.
Resulta que los dos gallos a sustituir a Aguilar son ni más ni menos que: Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, gallo del actual ministro presidente y cercano de Carlos Salinas de Gortari y Manlio Fabio Beltrones.
El segundo es Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, quien estaría más a modo de López Obrador, pues no le representa la mano priista meciendo la cuna detrás de la SCJN. Su ascenso al Poder Judicial se lo debe a Felipe Calderón.
Habrá que ver de qué cuero salen más correas, y quién logra maicear a más ministros a la hora de la votación. Aunque vale la pena recordar que, en términos legales, para que un ministro sea electo presidente deberá obtener cuando menos seis votos, por lo que si ninguno lo hace, se celebrará una nueva votación en la que sólo participarán como candidatos los que hayan obtenido el mayor número de votos en la primera ronda.
En esta elección participaran los 10 ministros que actualmente conforman el pleno de la Corte, y en caso de que el Senado nombre, antes de la sesión solemne, a quien sustituirá a José Ramón Cossío Díaz, quien recién concluyó su periodo, sumarán 11. A esperar.
