Alguien que ocupa importante cargo dentro de la estructura de lo que queda del CEN del PRI, de quien me reservo el nombre, confió a este espacio que la tragedia en Puebla puede darles escenarios favorables a los obtenidos en el reciente proceso electoral, por la confrontación y polarización que han provocado en la entidad los permanentes choques entre panistas y morenistas.
Asegura que luego de lo que ha venido sucediendo en la entidad a raíz del fallecimiento de los Moreno Valle, el nuevo escenario político puede darles oportunidad de mostrarse como verdadera opción, como si el pueblo olvidara tantos abusos y agravios recibidos por ellos.
Pensarse con posibilidades de ganar el gobierno estatal en la tierra que desde hace ocho años encabeza el blanquiazul, es algo así como imaginar poner a pelear a un maltés (PRI), contra un par de Doberman (PAN/Morena), y creer que el perrito maltés pudiera vencer a ambos muy bravos y gigantones.
Están cegados ante una realidad que no quieren ver y menos entender, de un rechazo generalizado y casi unánime de la sociedad a todo lo que provenga del tricolor, aún y cuando quieren festejar y hacer crecer su triunfo por reducido margen, en la alcaldía de Monterrey, Nuevo León.
En su deseo de aprovechar la lamentable oportunidad, ya revisan nuevamente las fichas curriculares de Enrique Doger Guerrero, Juan Carlos Lastiri, Blanca Alcalá Ruiz, Ricardo Urzúa y Jorge Estefan Chidiac, entre otros, para buscar un milagro.
Lo cierto es que será sumamente difícil, sino imposible para los priistas, poder recuperar el poder en la entidad.
PAN y Morena van por el interinato y la elección
Por su parte los panistas y morenos quieren obtener ventaja de la inesperada muerte de la gobernadora Martha Érika Alonso y de su esposo y líder de la fracción azul en el Senado, Rafael Moreno Valle, y buscan lograr -hasta ahora sin resultados- un acuerdo para seleccionar a un interino que para los de Morena, no sea del grupo gobernante, y para los del PAN que gobiernan, que sea uno a modo, o en su caso, uno que al asumir la gubernatura por máximo cinco meses, quede imposibilitado de pelear como candidato.
En ese caso los panistas apuntan -estratégicamente- a permitir y/o incluso promover a Fernando Manzanilla Prieto como interino, para que éste no se apunte como relevo de Miguel Barbosa, si es que no repite, en la nueva elección que habrá de darse.
Saben que Fernando Manzanilla es un serio y muy sólido contrincante que sí podría arrebatarle la gubernatura al blanquiazul, porque proviene del grupo que gobierna el estado, los conoce como pocos y tiene simpatía y arrastre con varios panistas, entre ellos, varios cercanos al expresidente Felipe Calderón que quiere cobrar venganza.
Fuera Luis Banck o cualquier otro, Manzanilla Prieto hoy es hombre cercano a Morena y a sus líderes, por lo que los haría sufrir y en una de esas, los saca de casa Puebla. Tiene con qué hacerlo: talento, experiencia, habilidad, preparación y es un buen conciliador.
Alejandro Armenta Mier por su parte, peleará ser él quien vaya en la boleta por su nuevo partido, Morena, para llevar al gobierno, si gana, a varios de los repudiados que como él, figuraron con Mario Marín. Dios los libre de otro saqueo.
Por lo pronto y en lo que concluye el año, el encargado del despacho del gobernador, Jesús Rodríguez Almeida, ya ordenó que la bandera quede a media asta para guardar luto por la muerte de los muy jóvenes mandataria y ex mandatario. Se fueron antes de tiempo. Eran las cartas mejor ubicadas para ser noticia en el 2024.
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