Todas las mujeres somos diferentes, en nuestro interior, en los físico, en lo cultural, emocional, intereses y acciones, pero todas coincidimos en la urgente necesidad de terminar con los feminicidios; de terminar con la violencia e historias de dolor.
Que las Muertas de Juárez, que la Cosecha de Mujeres, las muchachas muertas y muchos nombres más que se han dado a los asesinatos de mujeres, sin que hasta el momento se tenga una solución a tan triste realidad que ha enlutado a miles de hogares; que ha dejado a niñas y niños sin el amor de sus madres, padres que han perdido a una hija o esposa.
Esto es un problema que tiene raíz, porque quienes matan y violentan a una mujer aprendieron a ser agresores en algún momento de la vida, porque nadie nace con maldad de lastimar, nadie nace con la sangre fría para quitar la vida a otro ser humano.
Decía Pitágoras: "Educa a los niños y no será necesario castigar a los hombres". ¡Qué sabio pensamiento!
Hoy en día empoderamos a las mujeres para que no toleren agresiones, pero estamos olvidando a los agresores que sólo cambian de víctima y, si no se atienden, su círculo de violencia crece de manera continua, porque inicia con un mala palabra y termina en un asesinato.
En nuestro país se han declarado las alertas de género y el Estado de México ha hecho lo propio; sin embargo, hace falta más. Faltan más acciones que pongan freno a la violencia en contra de las mujeres y de los homicidios.
Es necesario que quienes hacen leyes, y las aprueban, hagan un trabajo de campo; que realmente representen el sentir del pueblo, el sentir y la variedad de intereses de las mujeres; las condiciones a las que nos enfrentamos cada día. Es importante que platiquen con las familias que piden todos los días porque aparezca su hija, con las familias que viven el duelo de perder a un ser querido, a los hijos que les duele no ver más a su mamá, a quienes tienen rabia y odio por falta de justicia.
Hoy no estamos para más tonterías. Increíble que el abuso sexual a menores y el feminicidio, algunos diputados no los consideren graves. Y, para rematar, la grandiosa idea de la diputada de Veracruz Ana Miriam Ferráez, que considera que la mejor opción para evitar los feminicidios es instaurar el toque de queda y a las 10 de la noche las mujeres no salgan de casa.
Hay que decirle a la diputada que muchas mujeres salimos de noche por necesidad, por trabajo, porque a veces hay que doblar turno, porque es necesario trabajar más; porque, la mayoría de las veces, un sueldo es insuficiente para mantener a una familia; porque después de un día laboral hay que correr al súper por la comida; por la necesidad de salir a la farmacia y muchas cosas más. Que quede claro; ¡Los feminicidios no son culpa de las mujeres!
¡Las violaciones no las provocan las mujeres!
¡Las mujeres no viven en pareja con la ilusión de vivir una vida de violencia! Así que el toque de queda no debe ser para más mujeres!