En un desesperado intento por sobrevivir, las delegaciones del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) buscan aliarse con los ayuntamientos para realizar proyectos, como cartografía municipal en relieve y capas, estadísticas sectorizadas, todo ello en plataformas virtuales con acceso desde su portal web.
Los primeros en acceder: Huixquilucan y San Mateo Atenco.
Lo anterior, pues a decir de los propios delegados del INEGI en la región centro del país, el gobierno de López Obrador contempla centralizar las actividades del instituto y eliminar las delegaciones estatales, para adelgazar la nómina y el pago por renta de inmuebles, vehículos y demás insumos.
Inicialmente, la delegaciones del INEGI no fueron consideradas en el anuncio de la desaparición de dependencias, lanzado por López Obrador desde su toma de protesta; pero conforme pasan los meses, a esta lista negra de próximos a desaparecer se agregan institutos electorales y oficinas que, desde la perspectiva del tabasqueño, no son útiles en el organigrama federal.
Es más, esta "estrategia" parece ser más una ofensiva contra el federalismo, característica clave de los gobiernos populistas, culpables del atraso de nuestra América Latina.
Pero más allá de la aparente estrategia, preocupa que en cuestión de minutos en este sexenio se desaparezcan dependencias y obras, por mero gusto más que por razones debidamente sustentadas por estudios de impacto, entre otros.
Incluso con las áreas que sobreviven, por obvias razones, como el Servicio de Administración Tributaria (SAT), bajo el argumento de evitar la duplicidad de funciones, se despidió a más de 3 mil empleados en todo el país, por lo que aquellos que lograron mantener su contrato vigente, debe realizar el trabajo que antes hacían dos o más, lo cual ha mermado la productividad del brazo ejecutor de Hacienda.
Prueba de ello, es que en lo que va del actual ejercicio fiscal 2019, se ha recaudado menos en materia de IVA e ISR, aunque sus cifras digan otra cosa. Y esto sigue peor de como comenzó.