El agua, después de la seguridad, se convertirá dentro de muy poco tiempo en el problema más grave para los gobiernos de todos los niveles. La demanda del preciado líquido aumenta cada día, al tiempo que crecen los desarrollos habitacionales, no sólo en las grandes ciudades, sino ahora también en las zonas rurales.
Hacen falta más obras de infraestructura hidráulica en todo el país, pero sobre todo en la zona centro donde los niveles demográficos han alcanzado cotas muy elevadas, porque además del Sistema Cutzamala que abastece a la ciudad de México y a varios municipios mexiquenses de la zona conurbada, no existe otra obra de esa magnitud ni siquiera en proyecto.
Por eso cada vez cuesta más caro traer el agua hasta los domicilios, salvo en aquellos pueblos o comunidades rurales donde aún funcionan los comités independientes de agua.
¿Cuánto cuesta realmente el agua que consumimos todos los días en nuestros hogares? El pago real de cada metro cúbico supera la tarifa impuesta por el Sistema de Agua de la Ciudad de México y sus equivalentes en cada entidad federativa. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) calcula que nuestro país tiene una de las tarifas más bajas de agua del mundo; un estudio publicado por la institución en 2011 apuntó que mientras en México se pagaban 0.49 dólares por cada metro cúbico del líquido, en Dinamarca la cifra subía hasta los 6.40 dólares.
Eso nos da una idea de lo que cuesta llevar el agua hasta nuestros hogares, situación que se complica cuando vemos que en algunos municipios de la entidad, como Acambay, la gente no paga por el agua, bajo la consideración de que “nunca la hemos pagado y no tenemos por qué pagarla ahora”.
Investigadores de la UNAM han señalado que el proceso por el que la Ciudad de México extrae y transporta agua para sus habitantes conlleva un gasto excesivo que, a la larga, sería insostenible.
En una conferencia del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc), Gerardo Ruiz Solorio –investigador de la Facultad de Ingeniería (FI) de la UNAM– y Rosario Pérez Espejo –investigadora del IIEc– informaron que la Ciudad de México gasta mil 600 millones de pesos al año sólo en energía para mover el agua.
“Pero el problema es mucho más complejo que los precios: la forma de allegarnos agua es insustentable”, aseguró Pérez Espejo. Mientras que Ruíz Solorio especificó que en el proceso se consumen 2 mil 800 millones de kilowatts por hora. Asimismo, al costo energético se suman gastos variables por subsidios y mantenimiento, lo que dispara las cifras.
Sobre el sistema Cutzamala, debemos decir que si bien es un dechado de virtudes técnicas y una obra ingenieril excepcional que ha mostrado sus virtudes durante más de 35 años, es al mismo tiempo una forma no sustentable de transportar el agua, pues ha generado muchos conflictos sociales en la zona y problemas de tipo institucional.
Los gobiernos municipales del Estado de México aplican un subsidio de entre 65 y hasta 80 por ciento en el precio del agua, dependiendo de la zona donde esté ubicada la demarcación. Al tiempo que más de 500 colonias en las zonas metropolitanas carecen de un suministro continuo.
A esto debemos sumar que el Consejo Nacional de Población (CONAPO) apunta que los hogares de alto ingreso consumen en promedio entre 800 y 1,000 litros, en comparación con los 100 que establece la OMS como cifra ideal.
El sistema Cutzamala es una de las obras más importantes del mundo y la más importante de Latinoamérica; cubre 24 por ciento de la demanda de agua de la Ciudad de México y más de 50 por ciento de municipios conurbados y, en combinación con la extracción de este recurso del subsuelo (responsable del hundimiento de la ciudad), cubre buena parte de las necesidades.
El problema es que ningún gobierno ha visualizado el problema del agua a futuro, porque no existe un presupuesto que pueda construir otro proyecto semejante para traer agua a la zona centro del país, digamos desde el río Tecolutla o del Coatzacoalcos; y por eso esta región está condenada dentro de muy poco tiempo a luchar por el agua.