Durante mucho tiempo los mexicanos hemos vivido como rehenes de la violencia y la inseguridad, eso es muy triste y doloroso, porque se convierte en justificación de muchas otras situaciones y conductas.
"Si la mula no era arisca, la hicieron..." y muchos otros dichos que pareciera que resumen nuestra desconfianza hacia los otros, no en vano uno de mis primeros recuerdos el de haber sido asaltada en mi domicilio en la infancia -de hecho estudiaba en el kinder- cuando un par de jóvenes que se hacían pasar por boy scouts engañaron a la señora que nos cuidaba ingresando a mi casa y robándole todo lo que pudieron. De esta forma entendí a los 5 años que no toda la gente es buena, ni confiable.
Luego a los 10 años sucedió algo similar cuando al tratar de ayudar a un supuesto indígena perdido fuimos amagadas mi mamá y yo terminando en asalto en pleno 10 de mayo, eso me enseñó de la peor manera que no siempre la intención de ayudar tiene un buen desenlace...
Todo lo anterior sucedió mientras crecía en la Ciudad de México.
Años después llegamos a vivir a Toluca con la promesa de la "vida tranquila en provincia" y la maravillosa cercanía con la capital del país, los resultados dieron buenos durante los primeros años, tiempo después la violencia cundió en el país y nos convertimos en lo que sólo era un temor cuando éramos niños, carteles de droga, guerrillas, autodefensas y mucho más...
Toluca se convirtió los últimos cuatro años en tierra de nadie: asaltos a la luz del día, robo en vía pública, robo de autos, asaltos en casa habitación, violaciones, asesinatos, y un largo etcétera que hacía de ir a Toluca una experiencia terrorífica por decir lo menos. Terrible si consideramos que además de ser la capital del estado, en algún momento fue considerada "La Tacita de Plata" y llegó a llamársele "La Bella", poco quedaba de ella: sucia, decadente y triste...
El fin de semana sucedió un hecho sin precedentes que sacó a la luz lo que ha sido un secreto a voces por largo tiempo, abusos de autoridades que debieran garantizar nuestra seguridad y la paz a la que como sociedad tenemos derecho.
Una familia denunció que su hijo fue objeto de abuso y autoridad y varios posibles hechos delictivos ante lo cual Juan Rodolfo Sánchez Gómez, Presidente Municipal de Toluca en lugar de hacerse de la vista gorda y hacer como que "aquí no pasa nada" asumió la situación poniéndose a la cabeza para darla a conocer a la sociedad y actuar en consecuencia y en congruencia con las promesas de campaña.
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Enhorabuena a los ciudadanos que venciendo al terror, cumplen con su deber al denunciar, las acciones emprendidas por el Ayuntamiento de Toluca abonan a la esperanza de poder vivir en la ciudad que nos merecemos.
