Este 24 de agosto se cumplirán 8 meses de la trágica muerte de la gobernadora Martha Erika Alonso y de su esposo, el senador panista Rafael Moreno Valle.
Sabemos que se desplomó la aeronave en la que viajaban y que todo se debió a un accidente, según los reportes oficiales. Se trataba de un helicóptero Augusta A 109, matrícula XA-NBO, el cual impactó en la zona conocida como “Cerro de Chimenea del Chacuaco” del municipio de Coronango.
Pero ¿de verdad cree usted que se trató de un simple accidente? Este reportero no tiene un sólo elemento para demostrar lo contrario, pero tampoco cree que la mala suerte le quitó la vida a Juan Camilo Mouriño el 4 de noviembre de 2008.
El Lear Jet 45 donde viajaba el Secretario de Gobernación, de San Luis Potosí a la Ciudad de México, dicen los reportes oficiales que se desplomó luego de que se acercara a otro de mayor tamaño, ya que esto provocó turbulencia.
Tampoco creo que se trató de una maldita coincidencia el que cayera la aeronave, el 11 de noviembre de 2011, donde murió Francisco Blake Mora; mi colega José Alfredo García Medina (director general de Comunicación Social); la secretaria técnica de la oficina de Blake, Diana Sánchez; el teniente René de León Sapién; los tenientes de la Fuerza Aérea, Felipe Cortés y Pedro Ramón Escobar, así como el sargento Jorge Luis Juárez Gómez.
Es urgente que la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, a través de su titular, Javier Jiménez Espriú nos de a los mexicanos más información. Que nos revele todos los peritajes nacionales e internacionales y que la Fiscalía General de la República, a través del titular del ministerio público federal, Alejandro Gertz Manero, nos arme el rompecabezas de lo que sucedió con los poblanos.
Es urgente, porque este gobierno tiene que ofrecer toda la información posible para despejar las dudas de un posible atentado. Ya son 11 años del caso Mouriño, y y 8 del caso Blake y millones seguimos pensando que el narcotráfico los asesinó.
El Partido Acción Nacional, con su inexperto dirigente Marko Antonio Cortés Mendoza, penoso papel ha realizado en este caso. Están más preocupados en la barata grilla, que exigiendo el resultado de las investigaciones del helicopterazo que le quitó la vida a una gobernadora y a un senador blanquiazul.
Cero solidarios, ningún apoyo a los panistas poblanos; muy poco fraternos a los huérfanos políticos.
Cuando más adhesión, apego, armonía, camaradería y compañerismo, al igual que compasión necesitaban los panistas poblanios, sus dirigentes nacionales los abandonaron.
Es más, hoy les arrebató la plaza Miguel Barbosa. Si resucitaran Martha Erika Alonso y Rafael Moreno Valle se volvían a morir al descubrir la división, y el nulo esfuerzo de Acción Nacional para competir por su bastión.
Y también, qué pocos solidarios se han mostrado los miembros de la Conferencia Nacional de Gobernadores: se les olvidó muy rápido que dos de los que formaron parte de su membresía, fallecieron de manera trágica. Unos cuantos tweets, coronas y declaraciones con caras de tristeza frente a las cámaras de la televisión. Eso fue todo.
En fin, con esos malos compañeros, y esta dirigencia del PAN, creo que nunca sabremos qué fue lo que pasó la Noche Buena del año pasado.
*Periodista, editor y radiodifusor
@GustavoRenteria
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