José Nabor Cruz, secretario ejecutivo del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), presentó la medición de pobreza correspondiente al decenio 2008-2018, que permite analizar cómo ha evolucionado este fenómeno en nuestro país y en cada estado. Esto permite a los gobiernos modificar o apuntalar sus programas correspondientes. Hay buenas noticias.
El Coneval, desde su creación, mide la pobreza multidimensional, a diferencia de organizaciones como la ONU que lo hacen de manera más reciente. Es decir se consideran el ingreso y las carencias sociales. De esta manera una persona se encuentra en situación de pobreza, por ejemplo, si tiene al menos una carencia social y su ingreso es insuficiente para adquirir las canastas alimentarias y no alimentarias.
La persona se encuentra en pobreza extrema si enfrenta tres o más carencias sociales y su ingreso es insuficiente.
El Coneval mide seis carencias sociales: falta de acceso a la alimentación, servicio de salud, seguridad social y servicios básicos de vivienda, así como rezago educativo y falta de calidad y espacios de la vivienda.
Entonces para hablar de pobreza y pobreza extrema debemos entender muy bien los referentes básicos.
En el lapso medido las seis carencias sociales disminuyeron. Sin duda el caso más exitoso es el relacionado con la salud, pues de 38.4 por ciento esa cifra bajó a 16.2 por ciento, a despecho de que el presidente Andrés Manuel López Obrador diga que el Seguro Popular no sirvió para nada, ahí están las cifras, son claras y contundentes.
Las mediciones del Coneval muestran algo ya conocido: el ingreso de los mexicanos se ha estancado y esta situación, por supuesto, afecta a los de menores ingresos, pero es un fenómeno que tiene otras implicaciones.
La Organización de las Naciones Unidas evalúa también, a partir de la firma de un convenio con la Universidad de Oxford, apenas en 2018, los servicios de salud y educación y examina si son gratuitos, así como las carencias en los hogares y la calidad de la vivienda
Con información sobre desnutrición, educación, estado de las viviendas, el combustible con el que cocinan y así hasta 10 indicadores sobre salud, educación y nivel de vida, los autores han sido capaces de calcular no solo el número de pobres multidimensionales —que sufren carencias de al menos un tercio de estos indicadores—, sino también el grado, en función del tipo, la cantidad e intensidad de las privaciones, e incluso dónde viven y qué edad tienen.
El caso Edomex
En el caso del Estado de México, el gobierno logró reducir 5 por ciento el índice de pobreza, lo que equivale a que cerca de 680 mil personas salieran de esta condición en los últimos dos años, periodo en el que se consiguió que 190 mil mexiquenses salieran de la pobreza extrema y que accedieran a una vida más digna.
El trabajo realizado durante la actual administración, pudo aminorar el rezago educativo al pasar de 14 a 13 por ciento, lo que significa que cerca de 90 mil jóvenes tienen más acceso a la educación y evitan la deserción escolar a través de estímulos como becas, mejores espacios para estudiar e intercambios académicos, entre otras acciones.
Justamente el programa estrella de la actual administración “El salario Rosa” ha sido el pivote sobre el cual giran las demás estrategias que han permitido obtener estos resultados en tan sólo dos años
Diría Alfredo Del Mazo, mandatario mexiquense: “¿por qué apoyamos a las mujeres?, porque las mujeres son las que hacen que la familia salga adelante, porque las mujeres son más comprometidas, más responsables, porque siempre piensan en su familia. Por eso este programa, el Salario rosa, está dirigido a ustedes, porque sabemos que cada apoyo que le llega a la mujer, lo invierte en la familia”.
Melissa Vargas Camacho, titular del Consejo Estatal de la Mujer y Bienestar Social, y responsable de este proyecto, ha sabido adjuntar beneficios adicionales que pueden aprovechar las jefas de familia, como los 28 cursos de capacitación en diversos oficios: bisutería, carpintería, inglés, computación, corte y confección, entre otros, que les permiten tener ingresos extras para su hogar.
A la par de ello, también se ofrece apoyo a las mujeres que desean impulsar un proyecto productivo o que quieren continuar con sus estudios.
Eso quiere decir que la lucha contra la pobreza avanza en el Estado de México.