Lamentable la declaración de la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, encargada de la política interna del país, pero quien a pesar de las credenciales con las que cuenta está muy limitada en el ejercicio de su encargo en la secretaria más importante, o más bien, que debería ser la mas importante del gobierno federal.
Parece que la ex ministro Sánchez Cordero se encuentra entumida por la falta de actividad y de participación en su encomienda, la declaración que recién dijo en razón de los hechos ocurridos en el poblado de Aguililla, en el Estado de Michoacán, muestran a una persona que pierde objetividad, y se atropella en declaraciones como le ha sucedido a sus compañeros del partido Morena.
Después de que alegremente el secretario federal de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo, y el presidente Andrés Manuel López Obrador, declaraban que las condiciones en materia de seguridad habían mejorado en el país, los hechos de nuevo les cierran la boca, no tanto sus adversarios, sino la realidad misma que se empeña en contradecir al gobierno federal.
Aún peor, la que debería estar a cargo de coadyuvar y supervisar las condiciones de seguridad es hecha a un lado por el propio titular del ejecutivo federal, dejándola en calidad de florero únicamente.
Mientras tanto, presume López Obrador que se reúne todos los días desde muy temprano con su gabinete de seguridad y dice que es su prioridad, pero, parece que pasa por alto algo muy importante; reunirse todos los días con los encargados de la seguridad no cambiará las cosas, la supuesta estrategia no le ha valido para mucho, y su discurso de continuar culpando a gobiernos anteriores se escucha más bien como un desesperado pretexto desgastado y fuera de tiempo, que más bien muestra un preocupante descontrol de las condiciones actuales.
Levantarse muy temprano para escuchar el parte de seguridad todos los días presumiendo con ello que se está trabajando, no equivale, claramente, a efectividad, se queja que los gobiernos pasados dejaron crecer mucho la violencia, pero estamos en camino de un año que superará las estadísticas, la apuesta de atacar las causas parece que no le está funcionando, y requerirá aparentemente de mucho más tiempo para dar resultados, si es que en algún momento se dan.
Sánchez Cordero es un fantasma en sus actividades, las decisiones y la atención de su obligación las absorbe directamente el presidente López Obrador, o el vicepresidente, perdón, el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard Casaubón, por lo que se antoja, al menos así hubiera pasado en otros tiempos, que para la secretaria de Gobernación sus días estarían contados.
Pero en este gobierno todos los pronósticos se derrumban ante la posible decisión contraria que pueda tener el mandatario, no hay forma de conocer cuál será el siguiente movimiento, hasta el momento, los cambios en el gobierno federal han sido sorpresivos en apariencia.
No obstante, las cosas no mejoran en materia de seguridad, a la presentación que hizo el secretario Durazo, prefirió darle mayor valor a la percepción que a los números para medir lo logrado hasta el momento, porque aquellos simplemente no le ayudan.
Pero más allá de lo que se vea en el tema de la seguridad, los altos funcionarios del gobierno vienen detonando con sus discursos una extravagante indiferencia hacia la opinión pública con lo que dicen, ya sea el doctor Mireles, o el gobernador de Puebla Miguel Barbosa, o Bonilla, quienes hablan ante los medios sin cuidar sus declaraciones.
Ahora, la secretaria Olga Sánchez Cordero, abona a ese discurso con una desafortunada indiferencia, porque parece mandar el mensaje de que como ciudadanos nos tenemos que acostumbrar a los hechos parecidos a lo ocurrido en Aguililla, Michoacán, al señalar, ”ataques como el de Aguililla se dan todos los días”
Nada más lamentable que las declaraciones de quienes se encargan de dirigir al país, ya que con su discurso dibujan una cualidad beligerante, apoyados en un nuevo sistema que ellos mismos están inventando, y que la sociedad empieza a adoptar rápidamente, el ejemplo es mucho más fuerte que la buena educación.
Cómo se habrá adoptado la nueva forma de organización de convivencia en la sociedad, que incluso en el noticiero de Ciro Gómez Leyva hasta una sección tiene que le llama maltrata a un policía.
Si eso pasa con los que deben garantizar la seguridad del pueblo, se puede adivinar que no se hará nada en contra de aquellos que cobran derecho de piso, y dan escarmiento a los que no aceptan el chantaje. Antes había masacres en contra de los delincuentes, ahora “los muertos los ponen las fuerzas de seguridad”, ¿eso es mejorar?
Mientras tanto los familiares de los policías estatales que perdieron la vida en manos del crimen le lloran a sus seres queridos, y a lo lejos se escuchará, “eso sucede todos los días”, triste.
Por otro lado, las frases simpáticas que utiliza el Presidente en las mañanas sirven sólo para distraer de lo que verdaderamente es importante, desafortunadamente vemos que la prensa y líderes de opinión se enganchan con ello, cuando es en este momento que ya se debería exigir resultados, o al menos estrategia, al nuevo gobierno de López Obrador.