“Gran parte de las dificultades por las que atraviesa el mundo se deben a que los ignorantes están completamente seguros, y los inteligentes llenos de dudas”. Bertrand Rusell.
Siempre hay culpables para justificar la derrota: el otro, el de enfrente. Los mexicanos jugamos como nunca, pero perdemos como siempre. Y toda la semana pasada, fue una de esas fatales. Entre la guerra a los medios, y no a los narcos, ahora acusándolos de perros sin bozales que muerden las manos de quienes se los quitan. Cuestión nunca antes vista.
Muy difícil semana, decía, llena de información mañanera de tres secretarios, que tristemente fallaron. Invadidos de información desfasada, de paso por paso, en una línea de tiempo inentendible, que por cierto tuvo -otra- gran falla sin límites: dio el nombre del encargado de este fracasado suceso a la opinión pública. Los meros- meros no tuvieron la culpa. Habrase visto.
Ahora por todos lados, estamos rodeados de lobos hambrientos de poder, sin escrúpulos, creyendo que todos los demás por ser ignorantes, son tarados --de los dos lados-, los que gobiernan ‘con gobernabilidad’ y los gobernados, que no entienden mayor cosa; que no saben qué es lo que está pasando en este país. Pero que siguen apoyando a su presidente.
Jugando a querer brillar siempre, sin importar que nos llevemos entre las “patas” a todo un pueblo lleno de ganas de salir adelante, de esperanza. De querer, querer y no poder. Ochenta millones de mexicanos en la pobreza, es algo muy difícil y muy triste. Ellos no pueden estar contentos, cuando mueren de hambre.
Infelices seres sin límites ni valores que están deshaciendo a México. Con su gobernabilidad ingobernable.
Las estrategias, no están dando resultados. La nación se está convulsionado: el que está perdiendo tristemente es este México nuestro. Y para rematar la semana, la imagen de una Olga, mujer de hierro, deshecha por el infeliz al que fue a ayudar. Ese es el inteligente y digno próximo gobernador de dos años, al que ojalá no lo dejen estar tres más. La vileza con la que se comportó, independientemente de lo que dijo ella, es detestable. Y como lo dijo el bello y dulce gobernador de Puebla, Dios lo va a castigar.