La lección del Colegio Cervantes

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Publicado en Opinión

La lección del Colegio Cervantes

Lunes, 13 Enero 2020 04:28 Escrito por 
La lección del Colegio Cervantes Sin Titubeos

Desafortunadamente las llamadas “tragedias escolares” se han vuelto cíclicas en el mundo. El hecho de que un niño o joven ingrese a su institución educativa armado y dispare en contra de la comunidad escolar se hizo repetitivo. Y aunque el tema acapara la atención por un tiempo, poco a poco se pierde, se olvida, superado por nuevas noticias, incluso más violentas, que opacan este tipo de hechos.

Sin embargo, las huellas de esos ataques no se borran, incluso se ahondan y el dolor causado se agudiza con el paso del tiempo para los protagonistas en primera, segunda y hasta tercera instancia, entre quienes las cosas definitivamente nunca volverán a ser igual.

Hasta hace una década observamos hechos de ese tipo, sobre todo en escuelas de los Estados Unidos de América, tragedias que veíamos con azoro pero con cierto alivio de que eran “lejos” de nuestro entorno y en esos hechos casi nunca estaban involucrados nuestros paisanos.

Pero el 18 de enero de 2017 el destino nos alcanzó y ocurrió un hecho violento en nuestro ámbito nacional: el tiroteo en el Colegio Americano de Monterrey, Nuevo León, donde un estudiante de secundaria, con solamente 16 años de edad, disparó con un revolver calibre 22 su profesora y a sus compañeros mientras estaban en el salón de clases.

Entonces nos dimos cuenta que las llamadas “tragedias escolares” no eran exclusivas de “gringos”, sino que podían suceder en cualquier lugar del mundo, lo que nos incluía, lamentablemente, y nos puso en la línea de fuego, siempre a la expectativa de que se repitiera.

Y ya ocurrió, pues el pasado viernes, ahora en el Colegio Cervantes, de Torreón, Coahuila, un niño de sexto de primaria arremetió a balazos en contra de su profesora, un maestro de educación física y por lo menos cuatro alumnos del plantel.

¿Qué orilla a un menor de edad a esa violenta reacción? ¿Quién es el responsable de que este tipo de hechos estén ocurriendo en escuelas mexicanas? ¿Por qué en la mayoría de los casos han sido escuelas particulares las implicadas? ¿Qué tan lejos está el Estado de México de este tipo de situaciones? ¿Cómo vamos a frenar este fenómeno? ¿Quién es responsable de detener la oleada de violencia en el sector educativo?

Son muchas las interrogantes que se desprenden de un hecho como el ocurrido el viernes en Torreón, Coahuila, pues nos demuestra que esta sociedad no está preparada para explicar lo ocurrido y mucho menos para hacer algo coherente para que esto no se repita.

En una actitud simplista, algunos han querido ver a los videojuegos como un factor que alienta a la violencia entre niños y jóvenes, pero eso está verdaderamente lejos de ser una verdad absoluta.

Hay decenas de factores en nuestra sociedad que sí inciden realmente en alcanzar ese grado de desequilibrio mental que impulsa a un menor de edad a tomar un arma de fuego y atacar a quienes normalmente deberían ser su círculo más cercano, aquellos de entre quienes saldrían sus mejores amigos, los que muy probablemente le acompañarían a lo largo de su desarrollo personal y profesional.

Ese grado de violencia tiene origen el ámbito familiar, más allá de las consolas de videojuegos. Son los padres, las madres, incluso los hermanos quienes de forma consciente o inconscientemente generan el caldo de cultivo que lleva a un infante o joven a este tipo de conductas destructivas en el colmo de la violencia, como en Colegio Americano, de Monterrey, Nuevo León, y ahora en el Colegio Cervantes, de Torreón, Coahuila.

Es imposible colocar un policía en cada salón de clases para verificar que los niños no ingresen armados, menos todavía cuando son los propios padres de familia los que se oponen sistemáticamente a las medidas de control como el llamado “operativo mochila” bajo el argumento de que se viola la intimidad de sus hijos. La pregunta sería: ¿qué es más valioso, la privacidad o la vida del menor?

Somos todos, desde el ámbito de lo familiar, desde que cada niño sale hacia la escuela, los primeros responsables en verificar qué llevan dentro de la mochila, y, más todavía, qué llevan en la cabeza, en el corazón, en los sentimientos, para evitar que este tipo de tragedias sigan repitiéndose en nuestro país.

¿De dónde sacó el arma? ¿Tiene relación con el crimen organizado? ¿Lo estaban preparando? No lo sabemos, debe llegarse al fondo del asunto porque la infancia en México está vulnerable ante los grupos delictivos que día a día se apoderan de todos los ámbitos de la sociedad. Familia, gobierno y sociedad civil somos responsables que nuestros niños disfruten su infancia.

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