Los otros datos, la salida fácil de AMLO

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Los otros datos, la salida fácil de AMLO

Domingo, 19 Enero 2020 00:08 Escrito por 
Los otros datos, la salida fácil de AMLO Lo bueno, lo malo y lo serio

Para el presidente Andrés Manuel López Obrador la culpa de que México se encuentre sumido en una lamentable crisis en salud, seguridad y economía, sólo por mencionar unas de entre otras cosas que más afectan al pueblo, es del neoliberalismo, de los conservadores, de Calderón, o de Cortés, no importa, para el caso es lo mismo.

El nuevo gobierno, con el apoyo que recibió con el resultado abrumador obtenido en 2018, materialmente redujo a su mínima expresión a los demás institutos políticos, en consecuencia, tuvo en sus manos una inmejorable oportunidad de escribir una nueva historia; marcar el inicio de una nueva era para los mexicanos, tuvo todo a su favor, pero de acuerdo a su comportamiento, y por ende, a sus resultados, todo parece haber sido en vano.

Para nadie puede ser un secreto la corrupción que impera en México, fue precisamente la bandera con la que encabezó AMLO la ilusión de un cambio verdadero en la forma de administrar al país. 30 millones de mexicanos lo creyeron y le dieron todo su apoyo, incluso le aceptaron que necesitaba llenar el congreso con personas de su propio partido para que no tuviera dificultades a la hora de echar a andar lo que se han empeñado en llamar la “cuarta transformación”.

Sin embargo, como en otras cosas, siempre hay los escépticos, los que no creen en cambios mágicos, los que con todo el derecho dudan y se resisten en aceptar que tan sólo una persona, en base exclusivamente a su honestidad, pueda lograr cambios sustanciales.

Por principio de cuentas, quien se llena por sí mismo de elogios en exceso, sin que sea reconocido por los demás, deja tal calificación en una necesidad urgente de una persona ególatra, incluso mucho antes de demostrar que de verdad lo merece.

López Obrador no oculta que desprecia a los que llama tecnócratas, a los que de alguna manera sus estudios los hacen diferentes, en especial, si fueron en el extranjero, tal vez sea porque desde estudiante no congeniaba con ese tipo de compañeros.

Así, con esa visión, en junio del año pasado aseguró que no tiene ciencia gobernar, porque la política tiene que ver con el sentido común. “No crean que tiene mucha ciencia gobernar. Eso de que la política es el arte y la ciencia de gobernar no es tan apegado a la realidad; la política tiene más que ver con el sentido común…” dijo.

Eso debió haber dejado muy en claro que gran parte de las decisiones de AMLO irían por el rumbo de lo que califica como sentido común, grave para la complejidad de un país del tamaño de México, no obstante, el gran apoyo ciudadano lo logró en base a la rebeldía que mostró ante un sistema que calificó de saqueador y de corrupto, lo demás, es historia.

Por lo mismo, hubiera podido hacer cambios importantes en la vida política y social de México, de esta nación que ha tenido que soportar toda clase de políticos, y ha pesar de los pesares, ha sobrevivido.

Ahora, a un año de distancia de tomar las riendas de la administración del gobierno, tiene entre sus manos el futuro de la nación, se encuentra en una condición inmejorable para su causa, no necesariamente para los millones de mexicanos.

Las instituciones que llegaron a ser en su momento un orgullo ciudadano, han sido secuestradas y sometidas por el hoy poderoso, el único que concentra más poder que ninguno, y quien en realidad no necesita que nadie lo defienda, sin embargo, no quiere que alguna nube obscurezca su cielo azul.

Si hay algo de lo que puede presumir AMLO, es que puede hacer y decir lo que crea conveniente, el pueblo incauto se lo festejará, y mientras no exista quién le presente cara para confrontarlo con la realidad, su discurso seguirá siendo el que vale, manejando una agenda en la que puede incluir algo que no sea necesariamente importante, es lo que al mandatario le sirve y punto.

El uso exagerado que le sirve para evadir preguntas incómodas es su acostumbrada frase de “yo tengo otros datos”, así, sin necesidad de probar nada, ya sea que se trate de los jóvenes becarios, del número de homicidios, del resultado de la guerra contra el huachicol, del crecimiento económico, del resultado de consultas, o de cualquier otra cosa, siempre tendrá otros datos, sus datos.

El Insabi es uno de los ejemplos claros de la falta de planeación, de estrategia, como lo es de la seguridad, la economía y materialmente de todo, consecuencia lógica de pretender gobernar con el sentido común. Por la misma razón, la colocación de afines sin el mayor conocimiento, presumen sólo una virtud, la de su lealtad al presidente.

Una de las grandes deudas de los anteriores gobiernos y del propio AMLO es el de la seguridad, pero sin estrategia no puede haber resultados diferentes, y no la hay, la de Fox, Calderón o la de Peña, es verdad, dejaron mucho dolor y muerte, pero no más que el año que acaba de terminar, y el presidente dice que los resultados de la suya se verán hasta diciembre, no es la primera vez que señala una fecha fatal, sin embargo, las cosas han empeorado.

Con Jorge Ramos, López presumió que no es la misma tendencia de homicidios que sus antecesores, no obstante, el revire de Ramos de que hay más muertos en su primer año desde la revolución, con más de 34 mil y que por cada hora mueren cuatro mexicanos, le cayó como bomba a varios defensores del tabasqueño, pero eso no cambia absolutamente nada.

Los “otros datos” es la salida fácil para quien sólo opta responder lo que le conviene y como le conviene, nunca para comprobar nada.

 

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Alfredo Albíter González

Lo bueno, lo malo y lo serio