Hace 16 años, aproximadamente, entrevistaba al entonces diputado local Ignacio Rubí Salazar, quien me hablaba sobre la intención de impulsar la propuesta de implementar los “fines de semana largos” que, desde la década de los sesentas, se implementó en otros países de manera exitosa. Ello representabapasar el día de descanso obligatorio al lunes próximo de la celebración.
Sus argumentos fueron varios, y quedaron plasmados en el punto de acuerdo presentado por los diputados del PRI y Convergencia, registrado en la Gaceta Parlamentaria del 14 de octubre de 2004. En la exposición de motivos habló de que el turismo doméstico para la actividad nacional en el ramo era cada vez más relevante habría oportunidad de incidir en el nivel de desarrollo socioeconómico del país y en especial en aquellas localidades y regiones que reciben a los turistas. Hasta la fecha, ha sido todo un éxito.
También habló sobre estudios realizados por expertos sociólogos que sobre la familia y su comportamiento en el entorno social establecen la conveniencia de fomentar su unión y consolidación, para mejorar la armonía y fortalecer la base social con valores más sólidos que, en su conjunto, permitan el incremento del nivel cualitativo de la sociedad.
De los países con esta práctica refiere a Estados Unidos, donde la única fecha que no se mueve es la del Día de la Independencia, el 4 de julio. Argentina, Colombia, Chile, Japón, Ecuador, Irlanda. Después se sumaron España, Francia, Inglaterra, Alemania , Italia, Portugal, Austria, Suiza, Países Bajos, entre otros.
Desde finales de la década de los 30’s y subsecuentemente, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) dedicada al estudio de las condiciones de trabajo en el orbe, y dependiente de la ONU, hizo la recomendación oficial para que todos los países implanten una política para que el descanso de los trabajadores sea frecuente y continuado, ya que es la forma biológica y psicológica de lograr que los efectos del descanso sean óptimos y de incrementar los niveles de seguridad en el trabajo.
En México, la Ley Federal del Trabaj establece como días de desacnso obligatorio el 1 de enero, 5 de febrero (Promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos), 21 de marzo (natalicio de Benito Juárez), 1 de mayo (Día Internacional del Trabajo), 16 de septiembre (aniversario de la independencia de México), 20 de noviembre (aniversario de la Revolución Mexicana) y 25 de diciembre (navidad cristiana).
Pero hay otras fechas legalmente no consideradas, pero se consideran días festivos: 6 enero (Día de Reyes), marzo-abril (Semana Santa –jueves, viernes y sábado-), 5 mayo (aniversario de la Batalla de Puebla), 10 mayo (Día de las Madres), 15 mayo (Día del Maestro), 12 octubre (Aniversario del descubrimiento de América), 1 y 2 noviembre (Días de Muertos)
Evitar el ausentismo laboral –sobre todo en lo que se le conoce “San lunes”, que afectaba la productividad hasta 14 por ciento-, mejorar la productividad, evitar los “súper puentes”, evitar interrupción de actividad escolar, incentivar la economía, promoción de paquetes turísticos, fomentar el turismo, entre muchos otros beneficios.
El argumento del presidente Andrés Manuel López Obrador para buscar acabar con los fines de semana largos, es que se están olvidando la conmemoración de las fechas importantes. Pero es necesario considerar que la propia propuesta, aprobada desde 2006 en el país, considera que no deben dejar de realizarse las ceremonias y actividades conmemorativas.
Es importante reconsiderar este planteamiento del gobierno federal y contemplar que países del primer mundo y de economía estables, con algunas excepciones, mantienen este esquema por el resultado exitoso que ha tenido. El mandatario de la nación y sus asesores deben analizar los beneficios sociales. Sería un gran error, afectaría la economía de un gran sector y un tema de convivencia familiar y desestrés para los trabajadores.
