El Coronavirus o Covid-19 llegó a México, se asentó y empezó a diseminarse. No tenemos cifras reales acerca del tamaño de la onda expansiva hasta este momento. Pueden ser pocas personas, pueden ser miles. No lo sabemos. Lo que sí sabemos es que es altamente infeccioso y fácil de contraer. Por eso, lo mejor que podemos hacer como sociedad es prevenir, adoptar medidas de contención que son fáciles, la más sencilla, quedarse en casa, no salir, no exponerse, a menos que sea absolutamente necesario.
Hay que tomar conciencia que el contagio por regla general es por contacto, ya sea a través de fluidos de otra persona o por tocar superficies contaminadas. Usar tapabocas no nos libera del contagio, así que no caigamos en pánico y hagamos compras absurdas de estos productos.
Aunque aún es pronto para conocer la letalidad del virus Covid-19 en nuestro país, se sabe que la edad avanzada y las patologías crónicas (hipertensión, enfermedad coronaria, enfermedades respiratorias, cáncer, diabetes), son los principales factores de riesgo asociados a una mayor gravedad y letalidad.
En los últimos años se han descrito tres brotes epidémicos importantes causados por coronavirus:
SRAS-CoV: El síndrome respiratorio agudo y grave (SRAS, también conocido como SARS y SRAG) se inició en noviembre de 2002 en China, afectó a más de 8.000 personas en 37 países y provocó más de 700 muertes. La mortalidad del SRAS-Cov se ha cifrado en 10 por ciento, aproximadamente.
MERS-CoV: El coronavirus causante del síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS) fue detectado por primera vez en 2012 en Arabia Saudita. Se han notificado hasta octubre de 2019 más de 2.400 casos de infección en distintos países, con más de 800 muertes. La letalidad es, por tanto, del 35%.
COVID-19: A finales de diciembre de 2019 se notificaron los primeros casos de un nuevo coronavirus en la ciudad de Wuhan (China). Desde entonces el goteo de nuevos infectados por el virus SARS-CoV-2 (inicialmente llamado 2019nCoV), que provoca el COVID-19, ha sido continuo y su transmisión de persona a persona se ha acelerado. Los casos declarados de neumonía de Wuhan ya superan con creces a los de la epidemia de SRAS, pero la tasa de letalidad es más baja.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha declarado la situación de pandemia. Hay personas infectadas en la mayoría de los países y los profesionales sanitarios insisten en la necesidad de seguir las medidas preventivas y evitar la alarma social.
En España, Italia, Francia y otros países se ha decretado el estado de alarma y las autoridades sanitarias insisten en la necesidad de permanecer en casa para contener la transmisión.
Hasta ahora, los coronavirus se transmitían de forma limitada entre humanos. Se desconoce el origen de estos virus, pero se sabe que ciertos animales, como los murciélagos, actúan como reservorios.
Como en otros virus que causan neumonía, cuando se transmiten en humanos, el contagio se produce generalmente por vía respiratoria, a través de las gotitas respiratorias que las personas producen cuando tosen, estornudan o al hablar.
Todo parece indicar que el nuevo coronavirus, COVID-19, también conocido como coronavirus de Wuhan, tiene una procedencia animal. De hecho, los primeros casos se han relacionado con un mercado de animales vivos de la ciudad de Wuhan, en China.
En general, los síntomas principales de las infecciones por coronavirus pueden ser los siguientes.
Tos, dolor de garganta, fiebre, dificultad para respirar (disnea), dolor de cabeza, escalofríos y malestar general, secreción y goteo nasal.
El espectro clínico de este tipo de infecciones varía desde la ausencia de síntomas hasta síntomas respiratorios leves o agudos. Esta tipología suele cursar con tos, fiebre y dificultades respiratorias. Es frecuente que haya neumonía.
Tal y como ocurre con el virus de la gripe, los síntomas más graves (y la mayor mortalidad) se registra tanto en personas mayores como en aquellos individuos con inmunodepresión o con enfermedades crónicas como diabetes, algunos tipos de cáncer o enfermedad pulmonar crónica. En los casos más graves pueden ocasionar insuficiencia respiratoria.
En la pandemia de COVID-19 se ha constatado que en torno a 80 por ciento de las personas infectadas presentan síntomas leves.
Hasta la fecha no se dispone de vacuna alguna ni de tratamiento específico para combatir la infección por coronavirus.
Mantener una higiene básica es la forma más eficaz de evitar contraer este virus en los lugares en los que existe un mayor riesgo de transmisión, fundamentalmente las zonas en las que se han registrado casos. Es conveniente lavarse las manos con frecuencia y evitar el contacto con personas ya infectadas, protegiendo especialmente ojos, nariz y boca. A las personas infectadas (o que crean que pueden estarlo) se les aconseja el uso de mascarillas y usar pañuelos para cubrirse la nariz y la boca cuando se tose o se estornuda.
Las personas infectadas por el virus que causa el COVID-19 deben guardar cuarentena desde el diagnóstico de la enfermedad hasta 15 días después de ser dadas de alta. Así lo aconseja la OMS porque se ha observado que, aunque ya estén recuperadas, pueden seguir transmitiendo la infección.
La población general sana no necesita utilizar mascarillas, ya que ayudan a prevenir la transmisión del virus si las llevan las personas que están enfermas.
Las medidas preventivas deben seguirlas especialmente aquellas personas que padezcan diabetes, insuficiencia renal, neumopatía crónica o inmunodepresión, ya que tienen más riesgo de padecer enfermedad grave en caso de infección por coronavirus.
Para determinar si el malestar que sufre un paciente proviene de un simple resfriado o de un coronavirus los médicos pueden realizar un cultivo de nariz y garganta, o incluso un análisis de sangre.
En casos de sospecha de coronavirus se suele realizar una tomografía de tórax para determinar los síntomas de neumonía, así como otros análisis de coagulación de sangre, un análisis bioquímico y un conteo sanguíneo.
También se realizan pruebas de anticuerpos y aislamiento del virus del SARS.
Con el fin de contener la transmisión, se efectúa una evaluación a aquellas personas que presentan los síntomas y que puedan ser proclives a contraer el virus.
No existe una vacuna contra el coronavirus humano que causa resfriado, pero los casos más leves pueden superarse siguiendo los mismos pasos que un catarro común. Esto no requiere intervención médica y simplemente con lavarse las manos de forma frecuente, guardar reposo y beber líquidos de forma abundante los síntomas desaparecerán a los pocos días. También se pueden tomar analgésicos como paracetamol para
aliviar dolores de garganta o fiebre.
Recuerda que ante cualquier duda que tengas sobre la enfermedad, puedes llamar al número 800 900 3200, donde un especialista atenderá cualquier inquietud.
Lo más importante, si tienes sospecha, llama a un médico y no salgas. Es la forma en que se puede contener.