“…algunos van a perder un poco de lo que les sobra, otros van a perder lo que les falta…”. Nayib Bukele, Presidente de El Salvador.
Queridos amigos, hay que recordar que durante 2019 México creció -0.1%, a este dato hay que sumarle la debacle económica que dejará a su paso la pandemia del Coronavirus que será de dimensiones catatónicas, superiores a la de la crisis del 29 prevén algunos expertos.
También nos ha quedado claro que, si el presidente estaba rebasado, ahora esta superado, o lo que le sigue, con sus decisiones tardías, su información atrasada y con un gabinete que, aunque sepa lo que se tiene que hacer no lo hace por miedo a ser despedido en medio de esta crisis.
El tipo de cambio esta cabalgando en picada, ya se encuentra por arriba de los 25 pesos y les puedo asegurar que va a rondar los 30 en medio de la cuarentena, con todo y las acciones de Banco de México por mitigar el impacto negativo del escenario mundial, pero aun así insuficientes, creo que la tasa de interés deberá ubicarse nuevamente en su mínimo histórico de 3.5 si no es que por debajo.
Existe, sin embargo, un panorama que todavía no se ha considerado: el impacto económico que los impactos psicológicos y sociales traiga consigo esta serie de estrategias que representan todo un reto emocional para el ciudadano del siglo XXI. El aislamiento social que puede llegar a sucumbir a varios, haciéndolos comer o dormir más de lo que acostumbran, provocarán depresión, por decir lo menos, y esta amigos míos nos incapacita para trabajar, nos vuelve inservibles.
El punto crucial queridos amigos es lo poco humano de un presidente que hace solo algunas semanas se auto adjuntó que el calificativo de “humanista” al no tener un poco sensibilidad y de empatía con las finanzas del país y de sus ciudadanos. Porque el efecto dominó de una mala decisión o de una decisión tardía cuesta millones al erario.
El Presidente salió a decir, con sus datos, con su realidad y sobre todo con su sarcasmo, que no habría incentivos ni estímulos fiscales para las empresas, que no se necesitaba porque las cosas en México están bien. En consecuencia, las empresas cesaron a sus empleados como medida preventiva a los contagios, pero sin goce sueldo, y eso si fue criticado por muchos; las que tienen la capacidad de afrontar las pérdidas totales, que son pocas, hicieron lo propio, el gobierno federal apenas paró ayer.
Hasta el mandatario de El Salvador, el país salvado por el presidente con más de 30 millones de pesos en 2019, entendió el tamaño del problema y cesó los pagos de bienes y servicios públicos y privados, anunció la reestructuración de créditos personales e hipotecarios además de anunciar que el gobierno comenzará con un control de precios sobre los productos de consumo básico a fin de evitar compras de pánico y el desabasto consecuente. En México no hace falta, dice el Presidente, por que tenemos reservas, nos leemos en diciembre (si llegamos) y hacemos cuentas.
Sr. Presidente, si no quiere dar estímulos fiscales a las grandes empresas lo entiendo, en parte, pero hágalo con la pequeña y la mediana empresa, y con los millones que no pueden parar porque viven del día a día; esos millones que votaron por usted, haga reparto en efectivo de recursos públicos para incentivar el consumo y para no dejar morir (una vez más) al mercado interno, para apoyar a los pequeños locatarios que no tienen reservas para 40 días.
Aunado al desalentador escenario mundial, hay lamentablemente uno peor para México porque se encuentra a la deriva, sin rumbo, sin inversión pública por la austeridad, sin inversión privada porque la están ahuyentando con consultas sin sentido y mal ejercidas, sin decisiones políticas (económicas y de salud) que sean favorables para sus ciudadanos ante el tener (deber) que quedarse en casa y por la inacción que cada vez es más pronunciada del gobierno que dieran la impresión de que México está sin Presidente, México está a la deriva, entre la recesión y la pandemia.
Por cierto: Con la caída del precio del petróleo y como resultado de la reforma petrolera del entonces Pacto por México el precio de la gasolina bajo y muy seguramente le seguirán los demás productos derivados; no por obra y decisión del Presidente, como aseguró en un video, que lo hizo nuevamente víctima de ataques en las redes sociales.
Y para variar: El sector privado se llevó otro zarpazo a su confianza en la inversión de igual o mayores proporciones que el del NAIM con la “consulta popular” que realizó el Gobierno Federal, el pasado fin de semana, donde solamente 3.51% del padrón electoral del municipio decidió que no va la construcción de la cervecera Constellation Brands, se le dijo no a 1, 500 millones de dólares. Una vez más la culpa es más de lo que no votaron, aunque esta vez tengan como pretexto el haberse quedado resguardados en sus casas por la pandemia; vayan preparándose porque se va a perder más que eso entre pleitos, controversias y reparaciones del daño, etc. Pero así las cosas cuando se vive en el populismo.
* Economista por la UNAM, académico, columnista y articulista. Enlace Administrativo de la Coordinación del Programa de Posgrado en Derecho. Miembro de la Red Nacional de Jóvenes Investigadores del SIJ de la UNAM.
