“La peor pérdida de tiempo es discutir con el fanático al que no le importa la verdad o la realidad, sino sólo la victoria de su fanatismo”. Voltaire
Como ha quedado claro, México no tiene Presidente y, si lo tiene, está ausente; lo suficiente como para no haberse dirigido a la nación el pasado lunes 30 de marzo donde se daba a conocer el “ACUERDO por el que se establecen acciones extraordinarias para atender la emergencia sanitaria generada por el virus SARS-CoV2”, en acción contraria de lo que se esperaba de un hombre al que le encanta el protagonismo y tener el control. Mandó a su ministro del exterior a hacer el trabajo de la Secretaria de Gobernación, quien también ha brillado por su ausencia, o es que quizá ella sí se está resguardando por si el Presidente se enferma, porque sería ella la que debe tomar el poder, de acuerdo con el 84 Constitucional.
El porqué no estuvo es simple, no le importa él tiene sus datos, su realidad y, con base a ésta, su agenda; esa que le permitirá, a su libre saber y entender, recuperar su popularidad y aprobación; retener la mayoría en las dos cámaras que conforman el Congreso de la Unión en las elecciones intermedias del próximo año, para poder seguir la Cuarta Transformación, así como salir favorecido de la consulta de la Revocación del Mandato.
México sucumbe económicamente ante la incertidumbre de todo, ya venía con malos pronósticos de acuerdo a las calificadoras, de las que Andrés Manuel se burló cínicamente al presentar un raquítico crecimiento en el primer trimestre de 2019, e incluso del Banco México y de la propia Secretaria de Hacienda; pero eso, al Presidente parece no importarle, él no quiere “actuar como los neoliberales”, como si rescatar al país y ayudar a garantizar el ingreso un mínimo vital para todos los ciudadanos en tiempo de crisis fuera neoliberal y no simplemente humano, como dice ser.
La recesión mundial ya es oficial, según anunció el Fondo Monetario Internacional (FMI), y la próxima crisis va a ser de dimensiones superiores, al menos, de la crisis de 2008. Con estos datos, mientras los mandatarios de todo el mundo, tanto potencias mundiales como economías emergentes, se preparan con medidas económicas a su alcance, Andrés Manuel se va de “gira de trabajo”. Mientras gobiernos como el de Ecuador piden líneas de crédito al FMI y las anuncia con un discurso que merece, por lo menos, estar nominado al Nobel de la Paz, López Obrador viaja en avión más de lo necesario, denostando ya no solo con palabras, sino con hechos, el poco respeto que le tiene a las autoridades sanitarias a quien él mismo puso al frente de esta pandemia.
Su Nueva Alteza Serenísima se está quedando solo; varios miembros de su gabinete se están poniendo la camiseta de funcionarios y quitándose la del partido; se están despegando políticamente de él y el peligro que representa para su futuro y para México. Infonavit ya sacó un plan de acción, por ejemplo.
El titular del Ejecutivo no entiende que no se trata de rescatar empresas o de condonar impuestos, se trata de apoyar a los trabajadores, a las MiPyMes, a las personas físicas con actividad empresarial que se quedarán sin liquidez y que proporcionan cerca del 70% del empleo formal, sin contar a los trabajadores del Estado.
Nuevamente la sociedad se organizó más allá de las acciones del gobierno; empresas y trabajadores están tratando de adaptarse ante esta nueva realidad, descansando a su gente con las vacaciones pendientes, quitándoles bonos y comisiones o, en su caso, retribuyéndoles el mínimo para que la empresa no quiebre, pero también para que ésta, a su vez, no despida a nadie. Y el mandatario sigue de “terco”, como se autodenominó en su municipio natal hace unas semanas, diciendo que nada de suspender declaraciones de impuestos. La banca a su manera “apoyará” difiriendo pagos de créditos hasta por 6 meses a quienes se encuentren al corriente en el pago de estos.
Si este grave escenario le sumamos la caída del precio del petróleo -donde PEMEX ya pierde 3 USD por cada barril de crudo que vende, lo que pone en riesgo la economía del país y las finanzas de la paraestatal-, la gran depresión de Estados Unidos y la baja de la calificación del riesgo – país para México, no pinta un futuro certero ni para el país ni para la 4t.
Sr. Presidente, entiendo, quizá, su posición moral de no que querer hacer un FOBAPROA 2.0 con el rescate de empresas con esta pandemia en la que no cree, pero hay otras salidas, atreviéndome incluso a proponer, de ser necesario, una nacionalización de empresas o sectores.
Por cierto: De acuerdo con los "Precriterios Generales de Política Económica 2021", la economía nacional puede tener una contracción de hasta 3.9%; a ver si no le cuesta el puesto al Secretario de Hacienda, Arturo Herrera, el haberle mostrado, mediante un documento oficial, la realidad al Presidente y no haber trabajado con sus datos.
Y para variar: El presidente en medio de las recomendaciones de distanciamiento social sigue de “gira de trabajo” y, por cierto, hasta a la mamá del Chapo Guzmán saludó y convivió con ella en una tertulia familiar; espero que haya sido con el fin de acusar a Ovidio.
* Economista por la UNAM, académico, columnista y articulista. Enlace Administrativo de la Coordinación del Programa de Posgrado en Derecho. Miembro de la Red Nacional de Jóvenes Investigadores del SIJ de la UNAM.