¿Está en nuestras manos evitar el contagio del coronavirus? Creo que sí, a pesar de que formemos parte del grupo de personas que padecen alguna enfermedad crónico degenerativa. Lo principal, hemos insistido en este espacio, es seguir las recomendaciones de las autoridades sanitarias.
Quedarse en casa el mayor tiempo posible, usar cubrebocas si hay necesidad de salir a la calle; lavarse constantemente las manos; tomar los medicamentos puntualmente; evitar el consumo de alimentos o productos que puedan exacerbar los síntomas de nuestra enfermedad y, sobre todo, asumir una actitud positiva.
El optimismo es una de las mejores medicinas que pueden existir en el mundo; pero claro, cuando estamos presionados porque no tenemos dinero para pagar a los trabajadores, o cuando nos despidieron a consecuencia de la cuarentena o, peor aún, cuando no tenemos garantizado el alimento del día, entonces no hay muchos motivos para ser optimistas y tener una buena actitud ante la vida.
Pero en la medida de lo posible hay que evitar el pesimismo y tratar de ver esta pandemia como algo circunstancial, que pasará pronto –aunque en la realidad falte mucho tiempo- y no hacer mucho caso de las noticias pesimistas.
Al cierre del fin de semana, en el Estado de México se habían registrado 786 casos confirmados de personadas contagiadas con Covid-19; según las autoridades de salud, hay un aumento diario de 4.24 por ciento, es decir, tenemos un promedio de 41 casos nuevos por día. Hay un dato que es positivo y que nos debe alentar: En la entidad mexiquense 282 personas salieron airosas de la enfermedad. Eso es para platicarlo, comentarlo y decirlo, son muchos casos aliviados y eso significa que podemos vencer al coronavirus.
A veces tomamos demasiado en serio las cosas que escuchamos en la televisión o en la radio y, últimamente, a lo que vemos en las redes sociales y mucho de todo se trata de noticias falsas. Ahí tenemos el caso de Javier Alatorre, comentarista estelar de TV Azteca y del gobernador de Baja California, Jaime Bonilla Valdez, que no sólo se atrevieron a contradecir las cifras entregadas todos los días por el subsecretario de Salud, Hugo López Gatell, sino que en el caso del comunicador llamó a la gente a no hacer caso de las disposiciones contenidas en la Declaratoria de Emergencia Sanitaria Nacional.
El viernes por la noche, el conductor Javier Alatorre calificó de “irrelevantes” las cifras y conferencias del servidor público y urgió a la gente a ya no hacerle caso.
Sin embargo, al día siguiente, en un comunicado la Secretaría de Gobernación solicitó a la televisora que manifieste públicamente su respeto a tales disposiciones y advirtió que en caso de que TV Azteca incumpla, iniciará el procedimiento administrativo sancionatorio establecido en la ley.
Al margen de que haya voluntad para sancionar a Alatorre y a TV Azteca, no podemos pasar por alto el hecho incontrovertible de la relación de amistad y de negocios que existe entre el presidente Andrés Manuel López Obrador y al dueño de la televisora, Ricardo Salinas Pliego, quien fue beneficiado por el gobierno federal para la dispersión de recursos de varios programas sociales.
Entonces tendría una explicación el exabrupto de Javier Alatorre, porque para nadie es un secreto que AMLO no está de acuerdo con una cuarentena tan larga. El comunicador lanzó el dardo para ver cómo reacciona la gente. Sí, algo parecido a cuando se filtran noticias sobre eventuales investigaciones a la fortuna o al desempeño del ex presidente Enrique Peña Nieto, al día siguiente, luego de dar el golpe, López Obrador sale a desmentir la versión.
Ahora pasó algo similar, el sábado, el presidente reiteró su respaldo a López Gatell y aseguró que “se equivocó mi amigo Javier Alatorre”, refiriéndose al comunicador como si sólo hubiera cometido una travesurilla.
Hay que tener presente que pocas horas después de que el Gobierno de México decretara la emergencia sanitaria por el coronavirus, una comunicación comenzó a circular entre los 70.000 empleados del poderoso Grupo Salinas. “Hoy, más que nunca, México nos necesita”, decía el texto. Era una orden de Ricardo Benjamín Salinas Pliego para que sus empleados siguieran trabajando. Es uno de los empresarios más cercanos al presidente López Obrador jaleando a la desobediencia de las instrucciones del gobierno en plena pandemia.
“Hoy estamos mal: las calles vacías, todo cerrado, las escuelas y hoteles vacíos, parques sin gente. Esto no puede ser. La vida debe continuar”, dijo Salinas Pliego a finales de marzo a sus empleados. El anuncio pretendía sacudirse “el miedo que nos han metido” y luchar para evitar que la economía mexicana se desfonde. Desde entonces, un mensaje similar ha sido propagado en los informativos de su cadena, TV Azteca.
Eso nos hace pensar, no lo aseguro ni lo descarto, que lo que hizo Alatorre no fue una desatención o “actitud no bien pensada” como diría López Obrador, pero es un tema que sólo confunde a los mexicanos, en la que también se inserta la decisión de privilegiar la atención a los jóvenes por sobre los adultos mayores. Según los criterios del consejo de Salubridad General, inscritos en la Guía Bioética de Asignación de Recursos de Medicina Crítica, ante la posible saturación de hospitales y carencia de servicios médicos, las autoridades le darán prioridad a los pacientes jóvenes sobre los adultos mayores o sobre quienes padecen enfermedades crónicas, ya que los jóvenes –dice el documento- tienen una mayor cantidad de vida por completarse. ¿Qué debemos pensar entonces?
Por eso es importante que nos mantengamos alerta ante el diluvio de información que recibimos todos los días y que sólo hagamos caso de los conductos oficiales, pero, sobre todo, es importante que nos cuidemos, es lo que nos toca hacer. En la medida de lo posible no salgamos de casa para evitar los contagios, porque viene la etapa más difícil de la pandemia, la de los contagios locales.
¡Hay que ser responsables!