La perspectiva de la cultura oriental, específicamente en China, con respecto a la crisis tiene dos enfoques: peligro y oportunidad. Esa visión se considera en los procesos de negociación o mediación de conflictos y parece que en el caso del Estado de México, para el gobernador, Alfredo Del Mazo Maza, la crisis ha sido oportunidad para mejorar sus niveles de aprobación entre la sociedad mexiquense.
De acuerdo con Consulta Mitofsky, los gobernadores de Jalisco, Enrique Alfaro, y Alfredo Del Mazo, son quienes más incrementaron sus porcentajes. En el caso del primero, el gobernador Alfaro tenía un aprobación de 35.4 % de la población de su entidad y creció a 52 %; en el caso del Estado de México, el gobernador pasó de 15.4 % a 24.9 %, en el periodo comprendido entre marzo y abril de este año.
La crisis sanitaria provocada por el contagio de Covid-19 en México –como en otras partes del mundo- ha obligado a las autoridades locales a tomar decisiones de gobierno para prevenir, contener y atender los casos de enfermos. Incluso algunos, que no habían tenido visibilidad durante mucho tiempo, se han mostrado con mayor frecuencia en redes sociales, en medios de comunicación y en actividades públicas para explicar sus determinaciones.
Por ejemplo, esta misma semana, el gobernador Del Mazo ha participado dos días continuos en las “mañaneras” del presidente, Andrés Manuel López Obrador, en Palacio Nacional. El pasado martes –en una acertada decisión “disruptiva”- se diferenció de todos los funcionarios presentes –incluido el propio presidente- al ser el único en utilizar cubrebocas durante la conferencia, en cumplimiento de las medidas que él mismo ha insistido: deben aplicarse por toda la población.
De la misma forma apareció ayer miércoles, durante la presentación del plan de regreso “a la nueva normalidad” en el país, tras 51 días de la jornada de “Sana Distancia” y confinamiento –que por cierto es un mecanismo complejo y confuso-, donde también participaron la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, y los mandatarios estatales de Oaxaca y Quintana Roo, además de funcionarios federales.
Frecuentemente, el gobernador –a través de sus redes sociales- ha emitido mensajes dirigidos a la población para que acaten las medidas establecidas; además de dar a conocer diferentes acciones para contener y atender la pandemia, que no ha descendido en el caso del Estado de México y lo coloca en color rojo dentro del mapa nacional de contagios.
Así, todas las autoridades: municipales, estatales y federales, encabezadas por sus respectivas y respectivos titulares, se encuentran en evaluación permanente; a partir de la manera como gestionen la crisis sanitaria, podrían acrecentar o disminuir su reputación.
Kenneth A. Shepsle –profesor de gobierno de la Universidad de Harvard, ubicada en la costa este de Estados Unidos- define la reputación como “el compendio de las aptitudes especializadas de un individuo en cuanto líder: refleja no solo su bagaje de experiencia y predisposiciones políticas sino también sus rasgos de carácter, probidad y talento”.
En ese sentido, añade que “el líder (político) ofrece su reputación como una garantía cuando asume la responsabilidad del liderazgo: su reputación queda sobre la mesa, por así decirlo, y aumentará o se empañará sobre la base de su desempeño”.
Con eso se acredita que la comunicación –que desarrollan los líderes- sí abona claramente a la política y a su aprobación, porque “Quien crea que no comunica, seguramente comunica mal”.
PERCEPCIÓN
Gracias a quienes han colaborado en mi cuenta de twitter @RJoyaC, para responder el sondeo con respecto a la confianza que les provoca el plan de reapertura anunciado por el gobierno federal. Hasta el cierre de esta colaboración habían participado 119 personas, de las cuales, el 76 % no confía en el plan; 18 % dice que sí, y 6 % expresó que “le da igual”. Algo no se ha comunicado bien, porque no genera certidumbre, habrá que observar el desempeño.
