Entre el conocimiento y la política: tres caras del análisis de políticas

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Entre el conocimiento y la política: tres caras del análisis de políticas

Viernes, 15 Mayo 2020 00:06 Escrito por 
Entre el conocimiento y la política: tres caras del análisis de políticas Con singular alegría

Hace unos días, les hablaba del análisis de políticas en términos de su significado político e histórico. El análisis que incluye todas aquellas actividades dirigidas a desarrollar conocimiento que sea relevante para la formulación e implementación de políticas públicas. He aquí a la Segunda Cara:

Como quedamos, la primera cara del análisis de las políticas, es la de la Ilustración. El análisis de políticas se presenta como el complemento necesario de la visión de civilización racional de la Ilustración.

Pero existe el lado sombrío. El proyecto utópico de un futuro brillante y eficiente, se vio contrarrestado, por los negros presagios de la novela realista. “Nosotros” de Zamyatin, evoca de manera dramática los horrores de un undo claro, racional con un ritmo mecánico, regular y preciso.

Acordémonos de Un Mundo Feliz de Aldos Huxley, y 1984 de Orwell quienes lanzan una aguda crítica a las esperanzas ilustradas y al pensaiento positivo.

Si el análisis de políticas apareció primero como la victoria del conocimiento sobre la política, ahora aparece como la dominación de la política sobre el conocimiento.

El testimonio de Hartle en los 70’s quien fue exponente del análisis tecnocrático de política: sufrió una clara transformación y se volvió crítico de sí mismo. Este, quien fue un representante claro de la primera cara del análisis de políticas, se enfrentó directamente con la segunda cara.

“Los cambios en las técnicas y los procedimientos deberían ser considerados como una batalla continua de la guerra de todos contra todos. Aquellos que propugnan cambios en las técnicas y procedimientos son, consciente o inconscientemente mercenarios.

Los impulsores de estas nuevas soluciones tecnocráticas hablan y escriben como si estuvieran tratando de persuadir a un dictador omnipotente y omnisciente. Pasan por alto la naturaleza humana, la política y las estructuras institucionales.

La ciencia de políticas permanece del lado de los intereses creados.

En el contexto del estado administrativo moderno, el análisis tiende a proyectar un aura tecnocrática, reforzando la vieja noción positivista de que la ciencia proporcionará las soluciones precisas y certeras que necesitamos para mantener el progreso del orden existente.

Cuando generalmente se acepta que hay serias limitaciones intrínsecas en el análisis de políticas convencional, las expectativas tecnocráticas persisten.

La explicación la da Laurence Tribe, crítico más importante del análisis de políticas convencional. Dice que éste –el análisis- no sólo tiene la intención de ayudar al responsable de una decisión a elegir un curso de acción, sino también de persuadir a otros sobre la justicia e inteligencia de su elección.

Por eso, los analistas se ven constantemente presionados para reducir las múltiples dimensiones de los problemas a una medida común que haga posible llevar a cabo las comparaciones “objetivas”, aun cuando esto signifique dejar fuera mucha información “suave”, pero crucial, por no ser cuantificable o, en su caso, conmensurable con los datos “duros” del problema.

La objetividad aparente, que parece ser leal a la razón, se convierte realmente en una traición inconsciente: el estilo tecnocrático y su imaginería se vuelven parte de la retórica política. Las demandas y expectativas irracionales se enarbolan en nombre de la razón. La política se oculta tras la máscara del conocimiento. El viejo sueño sobre la posibilidad de que la razón escape a la política deja traslucir la ingenuidad del análisis de políticas convencional.

 

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Gilda Montaño

Con singular alegría