No es de extrañarnos las divisionistas y tendenciosas declaraciones que día a día espeta Andrés Manuel López Obrador, jefe del Estado mexicano, en contra de ciudadanos que no están de acuerdo con su decepcionante administración, que no ha podido demostrar en 18 meses beneficios para los más de 125 millones de mexicanos con su “nuevo modelo político” (socialista-comunista), aunado al de abatir de tajo con la corrupción, la inseguridad, lastres perversos de los anteriores regímenes neoliberales, según el tabasqueño.
El sábado pasado López Obrador en su gira “triunfante” por el sureste de nuestra endeble nación, dijo a manera de confrontación con sus desafortunadas declaraciones: “o se está con la transformación o se está en contra de la transformación”, en gira por Veracruz, y le echó más leña al fuego: “O somos conservadores o somos neoliberales”. ¡Vaya, vaya!
Sin lugar a dudas, López Obrador desea que todos los estratos sociales entremos en una guerra irreconciliable de toma y daca, de decir si apoyamos las decisiones unilaterales de AMLO como la cancelación del NAIM (con sus tramposas encuestas), del despedazamiento y desmantelamiento de las instituciones, de los ataques de desprestigio a todos los gremios de profesionistas, de su falta de interés por salvar a miles de vidas de mexicanos que resultaron contagiados por el coronavirus, cuando la OMS decía que nos resguardáramos y no nos abrazáramos, el macuspano decía que saliéramos y nos apapacháramos, que no pasaba nada.
Así pues, López Obrador ataca de nueva cuenta a todos los mexicanos que no compartimos su forma de pensar ni su “modelo” político-económico-social que a nadie ha beneficiado. Es la ley de Herodes en todo su esplendor.
Es la primera vez que vemos a un presidente que divide a todos los mexicanos que por la pandemia y sus errores garrafales, que nunca reconocerá, en un par de meses perdieron su empleo 12.3 millones de ciudadanos que padecerán las de “Caín” para activarse de nueva cuenta en alguna empresa.
López Obrador sigue viviendo del pasado, inculpa todos los días a sus antecesores, que le dejaron un país en ruinas, lo que es falso, este año sus incondicionales diputados autorizaron un presupuesto de ¡seis billones de pesos!, y 300 mil millones que manejará este año a su antojo para entregar “dádivas” a los más necesitados y comprar conciencias y voten por Morena en 2021, que ha decepcionado en corto tiempo.
Su autoritarismo desbordado lo ha colocado en las “benditas redes sociales” (como él mismo las llamó el día de su toma de protesta), en el ojo del huracán, pues hay decenas de millones de mexicanos que no están de acuerdo en su forma de gobernar ya que no han visto resultados positivos en 18 meses de su régimen.
Simplemente en 2019, se cometieron más de 36 mil homicidios, año con más decesos desde que se contabilizan las muertes a manos del crimen organizado; los feminicidios de igual manera crecieron; tuvimos un decrecimiento del 0.1; solamente se crearon 346 mil empleos, mismos que ya se perdieron y en este complicado 2020 ya hay más de 11 mil muertos y 105 mil contagiados por la pandemia llamada coronavirus, cifra que pueda llegar hasta a 60 mil o más como el mismo ”flamante” subsecretario de Salud, Hugo López Gatell lo declaró. López a principios de mayo pasado, dijo que “ya domamos la pandemia”, situación que no era cierta.
Seguramente los desencuentros entre AMLO y los millones de ciudadanos que no pensamos como él, subirán de tono en los siguientes semanas debido a que el tabasqueño continuará con sus egocéntricas giras de trabajo en las que dirá que sus proyectos son de beneficio colectivo, cuando sabemos que eso no traerá creaciones de empleos el tabasqueño le apostó a las “energías fósiles” tras la cancelación de los contratos a empresas nacionales y extranjeras para la creación de energías renovables para tener un México más limpio pero no son del interés de este gobierno populachero tercermundista que únicamente le apuesta a seguir dando dádivas a los millones de necesitados que gustosos, “estirarán las manos y agradecerán al tabasqueño su “apoyo desmedido”. ¡Qué vergüenza!
LA PROVOCACIÓN AL GOBIERNO DE JALISCO
Las sorprendentes protestas que hubo el jueves pasado (muy a la usanza izquierdista) en Guadalajara, Jalisco, por parte de infiltrados anarquistas que iban cobardemente cubiertos del rostro en las afueras del palacio del gobierno estatal, que dirige el emecista Enrique Alfaro, fueron muy notorias, pues demostraron que llevar a agitadores y desestabilizadores es la experiencia que tienen los grupos de la “izquierda” mexicana que inundaron las calles de la Perla Tapatía.
Los “protestantes” exigían justicia por la muerte de Giovanni López, quien recibió brutal golpiza el pasado cuatro de mayo a manos de policías municipales de Ixtlahuacán de los Membrillos y falleciera un día después bajo la custodia policial en circunstancias aún no aclaradas. El motivo de su detención se debió a que no usaba cubrebocas, aunque fue negado posteriormente por las autoridades estatales.
Una vez más los excesos de autoridad vienen a ennegrecer y a encender los ánimos de los ciudadanos, quienes tomaron las calles de la capital tapatía para protestar de igual manera como los hicieron los norteamericanos por el artero asesinato de George Floyd.
Desafortunadamente, enviaron a vándalos a los que les encanta las desestabilizaciones, los madreadores profesionales provocaron a los habitantes tapatíos, también le prendieron fuego a un policía motorizado y patrullas, destrozaron puertas de palacio y armaron un desgarriate que indignó a los distintos estratos sociales de nuestro país.
El gobernador Enrique Alfaro, muy molesto, salió a dar la cara, en su discurso, con justa razón, señaló: “los tapatíos no protestamos de esta manera, en la protesta hubo personas infiltradas enviadas desde los sótanos del poder de la Ciudad de México".
El mandatario estatal responsabilizó a Morena, a López Obrador y a su “gente” de estar detrás de los disturbios que se registraron durante las protestas en Guadalajara por la muerte de Giovanni López.
Por su parte, el presidente López Obrador, se deslindó de las acusaciones de Enrique Alfaro y lo retó a que lo comprobará. ¡Sí, cómo no! Cualquier mexicano sabe, hasta el más inocente, que los infiltrados del jueves pasado traen el sello de la casa de la izquierda millonaria y violenta.
Por supuesto que las diferencias entre el Enrique Alfaro y López Obrador subirán de tono. Y sino, al tiempo.
PROTESTAS EN LA CIUDAD DE MÉXICO
Pero eso NO quedó ahí, al día siguiente (el viernes pasado), en la Ciudad de México, otro grupo de encapuchados protestaron en Paseo de la Reforma por el asesinato del norteamericano George Floyd y también por Giovanni López; comenzaron a romper cristales de tiendas de conveniencia, a provocar a policías, a pintar y destruir fachadas, quitar señalamientos (su especialidad), y caminaron hasta la colonia Polanco en donde de igual manera rompieron cristales de acceso departamentos y dañaron más de 40 edificios, ¡qué lindos son!
En estas protestas dirigidas, indignaron a los residentes de Polanco, y con justa razón, pues no es concebible que la jefa de gobierno castigue a los policías por “violencia” cuando los “nenes protestantes” son provocadores y madreadores profesionales. Esa es “la justicia" que se practica en nuestro vapuleado país.
MÉXICO EL PAÍS CON MAYOR RIESGO PARA EJERCER EL PERIODISMO
Así como lo escribí -apreciado lector-, México, nuestro amado México, es la nación con mayor riesgo para ejercer el periodismo a nivel mundial. ¡QUÉ PENA!
Es increíble los niveles de inseguridad y riesgo al que hemos llegado, este deshonroso sitio que pensábamos que se iba a componer, lamentablemente se ha agudizado en este régimen.
En sus nefastas conferencias mañaneras en las que tiene a sus “reporteros” matraqueros que le aplauden como focas lo que declara y le hacen preguntas inducidas que les envían a sus respectivos teléfonos celulares (desde la “flamante vocería” de la presidencia) ya que no son capaces memorizarlas.
En los 18 meses de administración han sido asesinados 11 periodistas, con 99 por ciento de impunidad para los agresores, situación que prevalece desde la creación de la Fiscalía Especial para la Atención de
Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión (FEALDE) en 2011.
Según datos enviados por la Fiscalía a la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos para su informe anual, hasta enero de 2019 solamente 10 de mil 140 (0.13%) de las investigaciones iniciadas terminaron en sentencia.
La organización Artículo 19 documentó que en el primer año del mandato de López Obrador se registraron 609 agresiones contra personal que laboran en los medios, 65 más que en el régimen corrupto de Enrique Peña Nieto.
De las agresiones registradas, 166 casos fueron de intimidación y hostigamiento, 144 amenazas, 62 ataques físicos, 60 casos de “alteración o remoción de contenido en internet” y 46 de “uso ilegítimo del poder público”. Los estados más violentos para la prensa son Ciudad de México con 68 casos, Quintana Roo, 57, Guerrero, 51 y Puebla 34.
La estigmatización de los medios de parte de tabasqueño en sus nefastas conferencias mañaneras ha hecho que el personal contratado por el gobierno suba los ataques sistemáticos en las redes sociales y crezca la violencia hacia los medios y los periodistas.
Así pues, el autoritarismo desmedido de López Obrador queda demostrado una vez más, el tabasqueño “quiere como todo, una prensa a modo” que lo elogie, que diga maravillas de él y su gobierno, pero cuando expresan lo real o lo contrario a su sentir, la cada vez más decepcionante cuarta transformación ataca y acaba diciendo públicamente “Fulanito no se portó bien con nosotros”.
Esta es la Libertad de Expresión que se practica en este régimen que le ha fallado como los anteriores a los más de 125 millones de mexicanos. ¡Ni para dónde hacernos!