Alma e IPad es el título de una conferencia del filósofo italiano Maurizio Ferraris que dió en Turín el 2 de diciembre de 2010, unos meses después del lanzamiento de la primera IPad (tableta electrónica), el 3 de abril de 2010.
En ella, Ferraris -precursor del método filosófico del Nuevo Realismo del siglo 21- comenta que el IPad constituye lo que el filósofo francés del siglo 20 Henri Bergson en su libro, Materia y Memoria, había llamado el "suplemento del alma", una especie de alma sustituta o reserva.
Ferraris piensa que hay una analogía profunda entre el iPad y la forma en que la filosofía representa el alma como depósito o almacén de recuerdos. El alma se parece a un libro en el que se acumulan inscripciones, recuerdos e imágenes. Un libro animado, por lo tanto, se podría decir una tableta electrónica, como el iPad, que hoy converge en funciones con los muy mejorados teléfonos celulares que prácticamente se han convertido en máquinas de escribir y leer y no sólo para hablar (en algunos países ya el tráfico de textos supera al oral).
Aunque usted no lo crea, en proporción el teléfono móvil es cada vez más usado como instrumento de escritura y lectura que para la comunicación oral. En esto compiten las tabletas electrónicas como el IPad, las computadoras y el teléfono celular.
El primer nombre que se pensó para el iPad fue MacTablet. Fue abandonado por su sonido ligeramente escocés, que recuerda a un clan o un whisky, para preferir una continuidad con el iPod y el iPhone, y quizás también para componer una singular conjugación para-inglesa (I Pad, You Tube, etc.). El hecho es que ese bloc de notas (pad en inglés) que usan los abogados en los thrillers legales estadounidenses, sigue siendo una ayuda para escribir.....y recordar. Una ¨ayuda-de-memoria¨.
Ferraris destaca la diferencia que hay entre los múltiples aparatos anteriores como el teléfono, el micrófono, tocadiscos, etc, y los nuevos dispositivos que cuentan con memoria y cada vez con más grande memoria, como el IPod, el IPhone y el IPad. De hecho, hay un acercamiento entre las funciones de estos aparatos con memoria, aunque el tamaño del IPad sigue siendo ideal para escribir y el pequeñísimo IPhone empezó a ser más grande para parecerse a las tabletas como el IPad. Esto en cuanto a la Materia siempre necesaria como soporte para las funciones de la vida y de la mente.
La nueva sociedad no se basa sólo en la comunicación, sino en el registro de la memoria de los hechos.
La pregunta esencial que plantea Maurizio Ferraris es la de las relaciones entre la mente y la letra, el alma y la memoria. Contra la tradición dualista, demuestra que la letra, su inscripción, sus archivos, su memoria, precede al espíritu. Sin documentación, no hay especie humana: nuestra mente es un dispositivo de escritura y su memoria nos ayuda a pensar, como el iPad que nos permite recordar aquello que nos atañe y los celulares que nos ayudan a comunicarlo (cada vez ambos hacen prácticamente lo mismo, pero en diferente tamaño).
Seguramente esté leyendo esto que escribí cómodamente (en mi IPad), en su dispositivo electrónico de la marca de su preferencia y podrá guardarlo en su memoria para que lo ayude a guiarse, pertrechado con un nuevo realismo tecnológico por este mundo de problemas. Selva del siglo 21 donde acechan amenazas como los virus reales aunque invisibles que al brincar de animales a humanos se transforman en pandemias.
Sin embargo, queda la esperanza de que con un sano acercamiento mediante el nuevo pensamiento realista hacia la tecnología se vislumbren oportunidades al alcance de su mano, con su celular y su memoria para apoyar un mundo mejor y si se puede, verdaderamente feliz. Un mundo que valga la pena recordar.
Un buen ejemplo, son algunos países que ya han logrado reducir la epidemia del Coronavirus, combinando las pruebas masivas con programas de rastreo mediante la telefonía celular. Otros, un mal ejemplo, ni siquiera quieren considerar las pruebas y el rastreo, a pesar de tener los recursos económicos y tecnológicos para hacerlo. Hay buenos recuerdos y malos recuerdos, pero todo queda registrado en la memoria colectiva, en el alma. La pandemia no se olvida.