No soy un gran conocedor de la Historia de México, por eso me fascinó la publicación en este año del Fondo de Cultura Económica, La Batalla por Tenochtitlán, escrito por el polémico historiador Pedro Salmerón Sanginés.
La batalla por Tenochtitlán ofrece un análisis de los acontecimientos que desencadenaron la caída del Imperio mexica en las distintas fuentes historiográficas, resaltando sus incongruencias.
Salmerón aborda sucesos como “La Llegada” de los españoles en la mal llamada “Conquista de México” con Hernán Cortés a la cabeza, sus negociaciones y enfrentamientos con diversos pueblos indígenas.
Comenta el ambiguo papel desempeñado por la Malinche, entre otros controvertidos temas que siguen vivos o reviven a 500 años de lo que este historiador novedosamente denomina la “Irrupción española”, para evitar términos utilizados anteriormente como Encuentro de dos mundos o de dos culturas, etc, tras el encuentro de Cortés con Moctezuma II, ocurrido el 8 de noviembre de 1519).
Así, antes y después de su fundación, cerca del 13 de marzo de 1325, la historia de la Ciudad de México se mezcla con la mitología mesoamericana y, después de la irrupción española y sus efectos, con la teología católica que al evangelizar introduce al Diablo en las creencias.
Si como decía Borges la teología es una rama de la literatura fantástica, entonces la historia de México es una fantástica literatura, pero es una ficción que tienen consecuencias sobre las diversas realidades con que hemos de convivir o discutir.
Las discusiones e indefiniciones sobre el “ser” del mexicano persisten hasta nuestros días y Salmerón nos asoma a los debates sobre los mitos que elabora el poder colonial después del 13 de agosto de 1521, fecha de la rendición de Cuauhtémoc.
Y también pasa revista a los mitos que con pactos fue logrando la Independencia de la nueva nación, entre intentos monárquicos del imperial capricho de Iturbide al inicio y el anárquico Santanismo intermitente (once veces Presidente: el mito del hombre “indispensable”). Con la Reforma aparecen supuestos “Liberales-laicos en favor de la separación entre Estado e Iglesia contra Conservadores en favor de un Estado confesional, aunque todos creyentes católicos.
El mito del Sufragio Efectivo durante la Dictadura Porfirista y luego el fenómeno de la Revolución Mexicana en busca de un real Sufragio Efectivo y No Reelección estallaría en guerras poco civiles por el poder entre las facciones revolucionarias y aun en una guerra cristera contra el gobierno de Obregón-Calles, que termina con un pacto -simulando democracia, pero en realidad una Dicta-blanda-, que buscaba durante todo el siglo pasado la conformación de una “nueva conciencia histórica” del ser mexicano (el mestizaje” como base de la Nación mexicana).
El costoso mito revolucionario desembocó en la involución del priismo hasta los mitos que el “shock neoliberal” intentó imponer en México a partir de la gran crisis de 1982 y en el mito de la alternancia Foxista-Panista-Calderonista. Aunque resurgió en el sexenio pasado “empanizado y perredizado” mediante un nuevo y fugaz “Pacto por México”, otro gran y costosísimo mito cuyas secuelas todavía están a debate hoy.
Si quiere saber de dónde (creemos) que venimos y en qué nos convertimos después de cinco siglos, este interesante libro de Salmerón le ayudará y, si anda de vacaciones o se queda en casa trabajando para resguardarse de la ‘tercera ola’ del Covid-variante Delta, puede complementarlo con la lectura del reciente libro de Carlos Ramírez, Rubí Rivera y Samuel Schmidt: El Shock Neoliberal en México, salido del horno digital este aciago año.
Agosto de 2021
