De pronto empezaron los contagios otra vez y con ello las defunciones. Sí, ya sabemos que los mexicanos somos rebeldes, y que no le tenemos miedo a la muerte. Pero hacer a un lado las medidas de prevención epidemiológicas más que una temeridad es una estupidez.
Y ese cretinismo de miles de personas ha originado un repunte en el número de contagios y, lamentablemente, en el número de fallecimientos por Covid-19. Íbamos bien, pero llegaron las festividades patrias y se relajaron las medidas de prevención. Luego Día de Muertos y no paramos.
Miles de jóvenes, ansiosos por salir de casa, por vivir, por romper las reglas, salieron y las consecuencias las estamos viviendo ahora. México ya superó el millón de contagios y la cifra de los cien mil decesos.
Aunque cifras extraoficiales hablan de más de 260 mil muertos, si se toma en cuenta a las personas que murieron por enfermedades pulmonares o infecciones respiratorias agudas; o quienes no llegaron al hospital y la muerte los sorprendió en su domicilio. Quizá nunca se conozcan los números reales, pero esos 100 mil deben ser suficientes para crear conciencia.
En el Estado de México las cosas no están mejor. Ya superamos los cien mil contagios y vamos arriba de los quince mil muertos. La incidencia es superior a la media nacional. Los hospitales están saturándose nuevamente. Enfermos llegan y deben ser enviados a su casa a recuperarse. No hay los suficientes medicamentos ni espacios para atenderlos.
Para el personal médico la situación es preocupante. Han visto morir a mucha gente, pero también a compañeros de batalla que salvaron vidas, pero no pudieron salvar las suyas atacados por el virus de este siglo.
Al presidente Andrés Manuel López Obrador le molestó un artículo publicado por el periódico español El País donde dice que “México recibió la pandemia con unos servicios debilitados por años de corrupción, pero con la veteranía de haber enfrentado al H1N1 una década antes”.
“La afrontó con un gobierno reacio a cambiar sus planes de emergencia cuando la situación lo ha requerido y ahora mira al futuro con la esperanza de recibir la vacuna. Un país sumido también en una profunda crisis económica que habla de rebrote vírico, aunque quizá la epidemia nunca perdió la intensidad suficiente para mencionar un renacimiento”.
El reportaje de El País dice que México tiene el récord de ser la nación donde más trabajadores de la salud han muerto por Coronavirus, al menos mil 230 profesionales, según un informe de Amnistía Internacional.
La reacción del presidente fue contestar, de manera tajante, que el gobierno no cambiará la estrategia para hacerle frente a la pandemia; seguirá igual que como empezó hace ocho meses. Ello implica que no habrá más pruebas, ni más medicamentos, que no habrá recursos extra para apoyar a quienes perdieron su empleo o a los pequeños microempresarios para que no cierren. Todo seguirá igual y sólo queda a la sociedad evitar que esto crezca.
El secretario de salud mexiquense, Gabriel O´Shea Cuevas, advirtió la semana pasada que la entidad se encuentra muy cerca de regresar al semáforo epidemiológico rojo debido a la cantidad de contagios que se han registrado en los últimos días. Aseguró que existe la posibilidad de retroceder; sin embargo, dijo que la intención es seguir en color naranja todo noviembre y en diciembre determinar si se regresa o no al rojo. Todavía estamos a tiempo de lograrlo.
Mientras, el gobernador Alfredo Del Mazo anunció nuevas medidas de restricción a partir de hoy, lunes 23. Se modificarán los horarios de establecimientos, negocios y espacios recreativos, con el propósito de evitar que el número de contagios incremente e invitó a los mexiquenses a evitar la realización de reuniones sociales.
“Estamos reforzando algunas medidas para limitar la movilidad, las actividades no esenciales y proteger la salud de todos, pero al mismo tiempo estamos buscando la recuperación económica de las familias; la mejor manera de seguir avanzando es cuidar todos de todos, y la mejor manera de cuidarnos es siendo responsables, mantener las medidas preventivas, la sana distancia, el lavado frecuente de manos, el uso del cubrebocas”.
Los restaurantes podrán atender hasta las 22:00 horas; para evitar aglomeraciones, tiendas departamentales, centros y plazas comerciales, cines, teatros, auditorios, gimnasios, deportivos, albercas, zoológicos, parques y lugares para la realización de actividades físicas, deben cerrar a las 19:00 horas.
En el Estado de México no han abierto bares, casinos, centros nocturnos ni lugares para realizar eventos sociales, las cuales permanecerán cerradas hasta que el riesgo de contagio baje.
En la Ciudad de México la mitad de las alcaldías aplican la Ley Seca en fines de semana como medida excepcional para evitar las fiestas familiares. Quizá sirva para evitar salidas, pero difícilmente para lo que se pretende. Siempre se encuentra la forma.
No entendemos lo que estamos viviendo hasta que alguien cercano se contagia y la pasa mal o muere. Urge atender las medidas para evitar que siga expandiéndose el virus. Los números son fríos, pero el dolor de ver partir a un ser querido o al borde de la muerte, es real. Evitémoslo.