¿Es moral la candidatura de Félix?

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¿Es moral la candidatura de Félix?

Viernes, 29 Enero 2021 00:30 Escrito por 
Alfredo Albíter González Alfredo Albíter González Lo bueno, lo malo y lo serio

El Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), a través de sus mecanismos de elección, eligió como precandidato a la gubernatura de Guerrero al Senador con licencia Félix Salgado Macedonio. Personaje en quien pesan serias denuncias de violencia sexual. 

Félix Salgado Macedonio ha sido, entre otras cosas; presidente municipal de Acapulco en el periodo 2005 a 2008, además de haber sido candidato al gobierno de Guerrero en las elecciones de 1993 y las de 1999, perdiendo ambas con Rubén Figueroa Alcocer y René Juárez Cisneros, respectivamente, ambos del PRI. Alegando; ¿qué cree? Fraude electoral por supuesto.

Los cargos que ha desempeñado en la política le ofrecen una condición natural para buscar de nueva cuenta el gobierno de su estado, es su derecho; votar y ser votado, se encuentra en la norma, no debe haber ningún problema al respecto.

Sin embargo; el candidato ha sido señalado con acusaciones serias de violencia sexual. La formulación de las denuncias de los delitos implica de antemano una condición que debería ser revisada a fondo, no porque se trate del personaje mencionado en particular, sino por la seriedad que representa este problema en los tiempos que corren.

Félix Salgado fue denunciado ante la Fiscalía de Guerrero por el delito de violación en 1998 en contra de una menor de edad y otra en 2016 en contra de una trabajadora del periódico “La Jornada de Guerrero”, cuando era director del rotativo.

Lo anterior es muy grave para quien pretende gobernar un estado, de hecho, para cualquier persona, pero en especial, lo es para un servidor público, porque se trata de burócratas cuyos salarios se pagan con los impuestos de todos.

Lo que ocurre con Félix Salgado debe tomarse en consideración para cuestionar si deben imponerse condiciones más estrictas y serias para quienes pretenden un cargo de elección popular, porque al final de cuentas se elige a un líder que debe imponer respeto con solvencia moral intachable, ya que lleva a cuestas la representación de toda una comunidad, o un país entero.

El buen funcionamiento de las administraciones federal, estatal o municipal, dependen en la mayoría de las veces de la capacidad de los encargados de las diferentes áreas de gobierno. Pero por lo regular estos son seleccionados bajo una valoración subjetiva por parte del favorecido en las urnas.

El candidato de Morena para el Estado de Guerrero lleva una carga bastante pesada sobre los hombros, que amenaza con dañar aún más la imagen del partido político que lo postula, a pesar de la defensa férrea que en su favor hace el presidente nacional del partido, el diputado Mario Delgado, quien, por cierto, recae sobre él una nube de dudas respecto de la legitimidad de su elección, pero ahí está.

Lo curioso es que la defensa que hace Delgado de Salgado Macedonio se finca en la idea que pretende imponer de que su candidato es víctima de una campaña negra. Más debe preocupar la posición que adopta el propio presidente Andrés López Obrador al tema, minimizando las acusaciones al señalar que: “cuando hay competencia, se trata de descalificar al adversario de una u otra manera”, sin una determinación firme como líder de su partido. Lo que no dejó de mencionar el tabasqueño, es que en 2006 se le acusó injustamente para evitar que contendiera por la presidencia, porque para el mandatario no puede haber nada más importante que lo que le sucede a él.

Cabría la pregunta a Mario Delgado: ¿en serio? ¿Se trata de una campaña de desprestigio en contra del sufrido morenista? Es increíble observar cómo se pretende imponer una figura como si fuera presa de una calumnia, sobre todo cuando se alega que una de las acusaciones de violación que recaen en su contra ya prescribió.

En efecto, la ley penal señala que por el transcurso del tiempo y no haberse determinado la acusación correspondiente en su momento, da lugar a la prescripción. No puede permanecer el procedimiento eternamente suspendido, el tiempo corrió en su favor.

Pero ni Salgado ni su defensor Mario Delgado salieron a desmentir el hecho, o pudieron demostrar de alguna manera que existió alguna sentencia favorable al candidato, como para dejar asentado que la acusación de la comisión del delito no fue cierta, y que venció en juicio. El propio tiempo lo deja en la condición de duda o sospecha respecto de su aparente inocencia. No como para que la presuma como absoluta.

La que sí existe y también se ha intentado hacer menos, es la denuncia de quien fue empleada del diario en el que el senador fungió como director; de la que, hasta donde se tiene conocimiento, se hará una revisión del expediente. Pero lo que ha generado gran molestia en una buena parte de la población, es el hecho de querer insistir que todo se debe a una campaña de desprestigio en contra del pobre candidato.

No puede aceptarse ese intento cuando existe un antecedente de su comportamiento, y hasta donde se sabe, aún hay otra más, de la que no se sabe mucho. Sin embargo, no se puede calificar objetivamente una condición delincuencial si no existe un juicio de por medio, nadie puede ser señalado como culpable sino hasta que un juez así lo determine. Es un principio legal: la presunción de inocencia.

No obstante, todo lo anterior, deberíamos hacernos una pregunta ¿Es moral la candidatura de Salgado Macedonio?

La sociedad se enfrenta a una disyuntiva importante, ¿quién debe gobernar?, ¿alguien con un obscuro pasado, aún sin una sentencia que lo presente como responsable de la comisión de un delito, pero con firmes sospechas de un mal comportamiento, o alguien que demuestre en su vida, sus acciones, y ante la sociedad, ser una persona intachable moralmente?

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Alfredo Albíter González

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