Andrés Manuel López Obrador está listo para todo lo que puedan prepararle para bajar las preferencias que, con mucho, están a su favor para la elección presidencial.
López Obrador debe haber aprendido ya de experiencias que evitaron, con una de las mejores campañas en su contra (Un peligro para México), que llegara a la presidencia.
Ya toma forma el tema de los candidatos. Es muy claro, Miguel Ángel Mancera quedó fuera de la jugada de la coalición Por México al Frente, sin que le ofrecieran la mínima oportunidad.
Sus detractores ganaron la batalla y le abrieron paso a Ricardo Anaya Cortés, quien renunció a la dirigencia del Partido Acción Nacional para buscar la precandidatura de esta alianza entre el PAN, PRD y Movimiento Ciudadano.
Mientras Anaya se “destapaba” en la Ciudad de México, Andrés Manuel López Obrador lanzó ya la advertencia: verán quién está posicionado en segundo lugar y van a ir por él.
Muchos podrían tachar sus declaraciones como delirio de persecución, pero lo cierto es que tiene parte de razón. Quizá no en un complot, pero sí es el enemigo a vencer para todos los candidatos.
Simplemente, en su destape, Ricardo Anaya se refirió a AMLO por el lado de sus “temas de locura”, mientras que de José Antonio Meade Kuribreña comentó que es la continuidad del sistema, aprovechando la baja popularidad de Enrique Peña Nieto.
Andrés Manuel tiene uno de los mejores equipos de comunicación, lo único que tendría que controlar es su carácter, dejar que los expertos se encarguen de los embates, de las crisis.
El hartazgo social es su mayor fortaleza. Lo único que debe hacer es mantener el nivel que tiene en las encuestas, quienes deben hacer el mayor esfuerzo son sus contrincantes.
José Antonio Meade, Ricardo Anaya, Margarita Zavala y Jaime Rodríguez “El Bronco” son los que deben estar preocupados. AMLO tiene todo en estos momentos pero, ahora sí, viene la auténtica batalla por el poder.