Durante las últimas tres décadas la población del Estado de México ha llevado a cabo una silenciosa revolución demográfica. En este periodo, el número promedio de hijos de las familias mexiquenses descendió significativamente respecto a los niveles observados en los primeros 60 años del siglo pasado. Esta transformación en las pautas reproductivas de las mujeres se vio acompañada –y en buena medida fue la consecuencia– de un aumento considerable en la adopción de prácticas de regulación de la fecundidad a través del uso de métodos anticonceptivos, especialmente de los métodos modernos.
Es indudable que uno de los principales retos de la política de población en el último cuarto de siglo, ha sido impulsar la desaceleración del ritmo de crecimiento demográfico. Se puede decir, sin lugar a dudas, que los avances en este sentido son notables; sin embargo, la persistencia de importantes desigualdades y rezagos en algunas regiones del estado, hacen necesario focalizar y reorientar algunas tareas de las políticas sociales y de población, con la finalidad de que sus objetivos primordiales puedan convertirse en una realidad para todas las personas.
Son también múltiples las evidencias que sugieren que en el Estado de México las instancias del sector Salud han ejercido una influencia determinante en el cambio de la fecundidad. Es innegable que la disponibilidad de información sobre métodos anticonceptivos, la institucionalización y expansión de los servicios de planificación familiar y la legitimación pública del principio de regulación de la fecundidad, han desempeñado un papel decisivo en los cambios que han tenido lugar en nuestro estado en los últimos años. Pero eso no ha sido suficiente.
Se considera que la salud materna e infantil mejora sustancialmente cuando la madre tiene por lo menos 18 años de edad. Los embarazos adolescentes, y por tanto la maternidad adolescente, se asocian con una peor salud tanto de la madre como de los hijos.
Por supuesto que sirvieron las campañas y programas de anticoncepción implementados por el Consejo Estatal de Población, por el sector Salud y la Secretaría de Educación del gobierno del Estado de México, pero falta mucho por hacer: las mujeres jóvenes y aun las adolescentes se están embarazando y saben lo que esto les puede acarrear.
Las adolescentes, aun de conocer a pie juntillas lo que significa el no embarazo, la anticoncepción, y casi todos los métodos anticonceptivos que existen en el mercado, no los usan. En este sentido, pensamos que la comunicación no ha sido ni suficiente ni la adecuada, para hacer llegar a las mujeres los distintos métodos de planificación familiar. Por esto se observa que, entre las jóvenes de 16 a 20 años, existe una tasa de embarazos de 122 por cada mil y el grupo donde la fecundidad es mayor, es el comprendido entre los 24 y 30 años, donde una de cada tres mujeres da a luz cada año. En los años posteriores esto disminuye.
Tomando en cuenta sus características biológicas como base de su potencialidad y no como de su limitación, se debe crear un marketing gubernamental que las ubique en el centro mismo en el que ellas se encuentran. Crear kioskos informativos y allí una línea telefónica que les oriente.
Uno de los problemas más agudos del México contemporáneo –que compartimos con otros muchos pueblos de la Tierra– es el alto crecimiento demográfico que surgió desde mediados de este siglo, ocasionado por el elevado número de nacimientos y decrecimiento de las defunciones, debido –esto último– a los progresos médicos y a la acción de los programas de seguridad social. En 1975 el índice de crecimiento era de 3.5 por ciento anual, aproximadamente, y aunque hoy los estudiosos de la materia afirman que ha decrecido a un dos por ciento, la política de población favorece bajar esta tasa, hasta lograr un incremento armónico con nuestras posibilidades para atender al bienestar de la población.
Pero… ¿Qué significa el bienestar de la población? Bienestar es el conjunto de las cosas necesarias para vivir bien. Tener una vida holgada o abastecida de cuanto conduce a pasarla bien y con tranquilidad. Es el estado de la persona en el que se le hace sensible el buen funcionamiento de su actividad somática y psíquica. El más completo, es el concepto de salud bio-psico-social que fue propuesto originalmente por Engels. Se basa en la Teoría General de Sistemas (TGS), que es el entendimiento de las personas, en toda su complejidad, y en interacción con el mundo a su alrededor, e intenta alcanzar una comprensión global coherente y demostrable del ser humano.
Entonces… ¿la población que vive sin pobreza, es feliz, la pasa bien, está tranquila, tiene lo necesario para comer, vestir, dormir… todo esto dentro del concepto de salud bio-psico-social? Por supuesto que no. Tal parece que cada uno de los programas que implementa el gobierno federal es para tratar de solucionar los problemas que cada vez le rebasan más. México es un país en el que no ha existido un control demográfico acertado, dirigido, guiado y planeado. Empecemos a trabajar para que así suceda.