Especialistas advirtieron con mucha anticipación de la inminencia de una tercera oleada de contagios en el país por Covid. Sólo los gobiernos “no se percataron” de esta situación y permitieron que la gente siguiera en las calles como si nada pasara.
La situación es grave. ¿Qué tanto? Es difícil predecirlo porque hay varios factores a considerar: el primero, la vacunación masiva que, aunque lenta, avanza en el país.
Hasta el viernes 23 de julio en México se habían aplicado 59 millones 580 mil biológicos. En total, 41 millones 539 mil 250 personas mayores de 18 años cuentan con al menos una dosis, cifra que representa 43 por ciento.
De esa cantidad, 23 millones 602 mil 901 completaron su esquema de dos dosis, 57 por ciento; y 17 millones 936 mil 349, es decir, 43 por ciento, ha recibido la primera dosis.
En el caso del Estado de México, el Virus SARS-Cov-2 ha sido particularmente agresivo, aunque en eso influye el tamaño de la población. Hasta el viernes se habían registrado un total de 280 mil 906 casos confirmados, de los que 21 mil 555 sólo en lo que va de julio.
Tercera ola. Población juvenil potencial vía de transmisión Covid-19
La cifra que mejor nos retrata el avance del virus en la entidad mexiquense, en esta tercera oleada, es el de casos activos, pues al 30 de junio existía un registro de 2 mil 736 personas enfermas y al viernes 23 ese número se incrementó a 7 mil 88, lo que nos da un total de 10 mil 824 casos activos.
Según información de la Secretaría de Salud federal, en este mismo lapso fallecieron 378 personas a consecuencia del Covid-19.
Se consideran casos activos, aquellos que iniciaron síntomas en los últimos 14 días, permitiendo identificar dónde hay mayor actividad viral y, por consecuencia, aumento en la transmisión.
Aunque las cifras mexiquenses son altas, no se comparan en nada con lo que sucede en la Ciudad de México, donde el total de casos acumulados son 756 mil 701, contra 280 mil 906. Igual sucede con los casos activos, son 33 mil 960. En ambas situaciones la diferencia es mayor en 300 por ciento, a pesar de que la CDMX tiene una menor población que el Estado de México.
El gobernador Alfredo Del Mazo Maza anunció el viernes el retroceso al naranja, en el semáforo epidemiológico, lo que implica mantener las medidas de prevención para reducir el riesgo de contagios: sana distancia, lavado frecuente de manos con agua y jabón, uso correcto de cubrebocas, ventilación en espacios cerrados y disminución de aforos en espacios públicos.
La Ciudad de México, el Estado de México, Jalisco, Nuevo León, Veracruz, Sinaloa y Quintana Roo son las entidades con mayor número de casos activos (>3,000 casos), seguida de Guerrero, Tabasco, Sonora, Nayarit, Baja California Sur, Yucatán, Guanajuato, Oaxaca, San Luis Potosí, Tamaulipas, Hidalgo, Querétaro, Michoacán, Puebla, Colima y Coahuila, con más de 1,000 activos. En estas se concentra 95 por ciento de los casos activos del país.
Esta lluvia de cifras nos debe servir para analizar un tema que está pendiente en la agenda nacional y que colocó el presidente Andrés Manuel en la mesa de discusiones: el regreso presencial a clases. ¿Qué tan prudente es que los niños y adolescentes (el sector más desprotegido en este momento) se expongan a contagios (y expongan a adultos) con el retorno a las aulas? Sería una irresponsabilidad poner en riesgo la salud y vida de los mexicanos.
Hay que cuidarnos, poner nuestro granito de arena para evitar que regresemos al semáforo rojo, situación que a nadie conviene.
