Los episodios climáticos que hemos observado en los últimos meses son una muestra tangible de lo que está ocurriendo en nuestro planeta. Enormes y devastadores incendios forestales, como los ocurridos en días pasados en California, Siberia o Grecia, o las inusuales nevadas en Brasil y otras partes del continente, las inundaciones en Alemania y China que dejaron miles de perdidas económicas y humanas. No son más que síntomas de lo que ésta y las próximas generaciones tendremos que presenciar.
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, por sus siglas en inglés IPCC, quién es el órgano encargado de evaluar los conocimientos científicos relativos al cambio climático, fue convocado por la ONU hace algunos días para evaluar la situación que estamos viviendo en cuanto al clima, emitiendo como resultado un informe aprobado por 195 países miembros.
El informe revela que la Tierra está sufriendo cambios que no tienen precedentes en miles de años, mismos que no se podrán revertir de manera inmediata sino tomamos acción, uno de ellos, el derretimiento de los polos y el aumento del nivel del mar.
El incremento de la temperatura de nuestro planeta es el indicador determinante para saber si habrá vuelta atrás. Sin embargo, el informe ha revelado que en el último siglo los seres humanos hemos calentado 1.1 grados centígrados a nuestro planeta y que en los próximos 20 años rebasaremos los 1.5 grados, aún cuando los esfuerzos internacionales plasmados en la Agenda 2030 y el acuerdo de París, nos hablan de la labor internacional que tienen los países para evitar que la temperatura media del planeta supere a los 1.5 grados centígrados.
Una de las alternativas es la reducción sustancial y sostenida de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y de otros gases de efecto invernadero producidas por los seres humanos. El uso eficiente y consiente de la energía que consumimos, transitar a energías renovables dejando atrás a las energías fósiles que emiten grandes cantidades de carbono.
La labor es de todos nosotros, en lo individual, como gobierno, sector privado, organizaciones de la sociedad civil. El poder contribuir desde lo local con acciones pequeñas pero tangibles que impacten en lo global, es imprescindible para evitar que nuestro hogar, el planeta Tierra, siga sufriendo cambios irreversibles.