-¿Y por qué te odian las arpías? –preguntó Don Chismes al vecino objeto de la disputa moralina pero perversa de sus detractores que habitan de contiguo.-
-No lo sé. O creí nunca haberlo sabido hasta ahora que me cuestionas y me cuestiono a la vez –respondió el vecino-.
-Yo creo saberlo.
-Yo también. Ahora caigo en la cuenta.
-¿Después de tantos años?
-Sí, pues no soy de los que guarden rencores o rencillas. Me gusta superar esas cosas. Reconciliarme con el pasado, dar paz al presente y renovar las ilusiones del futuro. No me enajeno con hechos superables, ni cuestiones infantiles. Para mí el pasado es pasado y ahí se queda.
-Que bonito pensamiento vecino.
-Gracias Don Chismes. Debemos pensar con madurez y no con el pasado a cuestas o el hígado.
- Pero según tú ¿Por qué te odian?
-Hace años les di a trabajar una unidad y no me pudieron tranzar después de que no cumplieron su palabra con las cuentas. Creo de allí viene su odio, pues les advertí que cuentas claras amistades largas, como reza el sabio. Y se cagaron en esa moral.
-Además, vecino, creo les hiciste más favores y no han sabido agradecer.
-Efectivamente, cuando llegué como nuevo vecino la arpía A, que era una niña, nos tocó la puerta y expuso: “dice mi mamá que no tenemos para comer que si nos pueden regalar comida”.
-Ah. Esa no me la habías contado vecino.
-No, porque soy de ese dicho de haz bien y no te fijes a quien.
-¿Nunca te agradecieron?
- Nunca esperes que te dé las gracias quien tiene en su mente podrida ese pensamiento de “el que no tranza no avanza”. El león cree que todos somos de su condición.
-¿Y han avanzado vecino?
-Creo no. La arpía A sin nivel más que el del dinero del esposo que presume lo poco más que otros no tienen y lo mucho que quisiera tener y no pude no tiene la mínima cultura, por tanto no sabe lo que es vivir en sociedad civilizada, con humildad. La arpía S, pobrecita, llena del odio heredado, está peor, y la otra opaca como sí sola. En fin, cómplices de su autora intelectual que vive en el pasado y morirá con él.
-Según me dijo Doña Sapiensa, la vecina del tres, que te han tomado fotos y espiado a ver que sí y que no haces.
-De eso me he enterado. ¿Pero te comento algo? Me tiene sin cuidado su morbo y petulancia. Tengo bien claro que muerden la mano que un día les dio de comer. Son capaces de echar su moñiga en su propia sopa y tragársela y no agradecer nada ni al creador por un día más de vida.
(Extracto de la novela con la autorización de su autor).
¡Extra! ¡Extra!
El problema de las clases presenciales no es el gobierno, porque éste no tiene la culpa como se pretende. El problema es lo qué desayunan los estudiantes antes de salir de casa pues la sana distancia ni la compra de insumos inútiles esclavizantes como gel, cubreboca y otros no garantizan inmunidad al ciento por ciento. Es más, se ha dicho que ni las mismas vacunas. Lo que garantiza una sociedad limpia, sana, es un desayuno ciento por ciento natural que fortalezca el sistema inmune que evita gastos sociales depauperables.
*Presidente de la ONG Franature