*Aunque no tengamos medicinas
¿Por qué le gustarán tanto las encuestas a nuestro chulo Presidente? Al levantarse, antes de irse a la mañanera, se ve al espejo y piensa en la pregunta que convulsionará a la ciudadanía.
El objetivo de tal estrategia es hacerse propaganda y quedarse en la mente del pueblo. El Presidente pregunta para mantener a todos alerta sobre su siguiente paso. Sin embargo, lo que podría ser una forma de mantenerse en boca de toda la gente y generar más votos se ha convertido en un circo itinerante en medio de un colapso de salud y financiero por la pandemia.
¿Qué es la Ley de Revocación de mandato? Con ella se pretende darle el poder al ciudadano para que decida si un gobernante electo debe seguir en su cargo.
A diferencia del juicio político a los presidentes, esta Ley Federal de Revocación de Mandato sólo necesita el 3% de votos de los ciudadanos inscritos en la Lista Nominal, el 33% de la Cámara de Diputados o Senadores e incluso el Presidente podría revocar su mandato.
Los pros de esta revocación serían que el pueblo decidiría si López Obrador está cumpliendo a cabalidad con su trabajo. La democracia sería la principal protagonista de la historia y se cumpliría la frase “ y si no que la patria lo demande”.
Los contras son muchos: El primero es la falta de participación de la gente en las urnas. Los que van a votar son principalmente los que componen la militancia de Morena y sus simpatizantes. Si llega a tener 2.6 millones de votos logrará reafirmarse en el cargo. Si sus oponentes sobrepasan ese número y convencen a otros de revocar el mandato se generaría desestabilización. La votación se llevará a cabo el 1 de diciembre el día que se eligen diputados federales. La intención es aprovechar el gasto de elección para lanzar la encuesta, pero muchos sospechan que hay un deseo escondido: aprovechar el momento y hacer propaganda.
Digamos que todos votáramos porque López Obrador se fuera a cantar trova con su esposa, lejos, muy lejos. En ese caso, los diputados y senadores tendrían que elegir a un presidente sustituto. Situación que llevaría al caos, ya que nuestra clase política no se pone de acuerdo ni para poner un candidato local, imagine decidir un presidente sustituto: el caos.
Mientras tanto el mando estaría a la deriva y los inversionistas empezarían a volar a otras aguas más equilibradas.
Ahora supongamos que todos votamos porque AMLO sea nuestro tlatoani por lo que resta de su mandato. Él refutaría todas aquellas declaraciones que lo han tachado del peor gobernante. Básicamente él presentaría “sus datos” que lo ratificarían como el más querido, el más votado. No sé si el más capaz, pero si el más encuestado.
Ahora mismo seguirán las largas discusiones sobre los “detractores de la democracia” sobre una oposición perversa que sólo busca derrocar al gran jefe, cuando el pueblo, evidentemente, lo adora.