En apariencia todo está listo para el regreso presencial a las escuelas a partir del lunes 30 de agosto, es decir, dentro de una semana. Pero ¿de verdad estamos listos para llenar las escuelas?, ¿qué pasará si algunos padres, con justificada razón, deciden no enviar a sus hijos a las aulas?
Estas y otras decenas de preguntas rondan en la cabeza de maestros, padres de familia y personal administrativo.
Ahora que preparan el retorno físico a las aulas, han salido a la luz algunos aspectos que no son muy gratos, como la vandalización de los planteles. En algunas hasta los muebles de los sanitarios se llevaron, además de equipos de cómputo, papelería y hasta archiveros.
El secretario de Educación del Estado de México, Gerardo Monroy Serrano, reconoció que más de 300 escuelas, de 24 mil que hay en territorio mexiquense, no tienen servicio de energía eléctrica porque la Comisión Federal de Electricidad les cortó el suministro porque no lo han pagado, pese a que estuvieron desocupadas por más de 17 meses y se supone que no hubo lectura del consumo. Una sinvergüenzada, por supuesto.
“Nos llevamos esa sorpresa”, dice el secretario de Educación y lo increíble es que algunas escuelas ni siquiera tienen camino de acceso.
Afortunadamente son casos menores, pero no por ello desdeñables, pues afectan a sectores específicos, sobre todo en zonas rurales.
Con respecto a este tema, el gobernador Alfredo Del Mazo Maza se refirió al protocolo para el regreso seguro a clases. Explicó que se realizará mediante una asistencia escalonada, voluntaria y siguiendo las medidas de prevención contra el Covid-19, pues se pretende garantizar la salud de los estudiantes.
Esto significa que lunes, miércoles y viernes, asistirá un grupo, mientras que martes y jueves el otro grupo", especificó.
A través de los Comités de Salud y de Protección Civil harán el monitoreo en los planteles, además de revisar las condiciones de infraestructura y habilitarán tres filtros sanitarios: el primero, en casa de los alumnos; el segundo, al entrar a la escuela, y el tercero, en las aulas.
Pero, si padres y madres no quieren llevar a sus hijos a escula y exponerlos, y por consecuencia a la familia, a contagios, la Secretaría de Educación pública recomienda inscribir a los niños de todas maneras en el nivel y grado que les correspondan.
Dicen en la SEP que la reanudación de las actividades del servicio público educativo de forma presencial será responsable y ordenada, lo que quiera que hayan querido decir con eso, porque todos sabemos que los niños suelen ser muy rebeldes a la hora de ser ordenados.
Y justamente ese es el riesgo, que la cercanía que suelen mostrar siempre que están con otros niños, sobre después de tantos meses de encierro, disperse el virus sin que nadie se dé cuenta y esto termine en una ola incontrolable.
¿Vale la pena correr ese riesgo o es mejor ser prudente y guardar distancia hasta que la vacunación sea generalizada y los riesgos sean menores? Con sentido común, la respuesta tendría que ser un SÍ atronador, sobre todo porque tenemos la experiencia de Campeche, uno de los primeros estados que regresaron al verde y a las clases presenciales y que luego debieron regresar directamente al rojo por el aumento de contagios.
En el Estado de México con una población estudiantil superior a 4.5 millones, un brote sería verdaderamente terrible.
La última palabra la tienen padres y madres. El gobierno está haciendo lo que le toca, y esperemos que sea suficiente.